Suárez comienza a ser útil

XAVI HERNÁNDEZ

Sufrida victoria del Barcelona en el campo del Almería. Los azulgrana, que arrancaron con un once plagado de rotaciones, perpetraron una primera parte muy mala que terminó 1-0. En la segunda, con los andaluces cansados y los buenos sobre el césped, el Barça remontó para asegurarse un parón internacional mínimamente plácido.

Luis Enrique sacudió otra vez a su equipo con cuatro novedades de peso (Alves, Xavi, Neymar y Suárez) respecto a la tibia victoria del miércoles contra el Ajax. Contradictorio por sistema ante la prensa (evitó calificar de «transcendente» la visita al Almería), el técnico se la jugó después de dos derrotas seguidas en Liga con un once rompedor, de nuevo sin pausa en el centro del campo, con Adriano de improvisado lateral diestro y Messi como única amenaza. Se tomó el lujo de deshacer la tripleta sobre la que el Barça parece asentar este año sus esperanzas. Decisión difícil de entender, ya que no comportó nada a cambio. Nada bueno, se entiende.

Y el gol de Thievy, en el minuto 36, fue la mejor muestra del fracaso. Messi, falto de complicidades, condujo y amagó por inercia hasta que el balance defensivo del Almería, un dechado de entrega, le arrebató el esférico. Soriano, un veterano bien entrenado, lanzó la contra para el velocísimo punta francés, que retrató a Bartra, batió a Bravo por el palo derecho y celebró su primer tanto como rojiblanco. La acción resumió la constante de una primera parte nefasta para los intereses culés, inexplicable para un equipo que hasta el momento había mostrado paciencia y capacidad para atacar defensas cerradas como las del Levante o el Granada. El Madrid y el Celta habían derrotado al Barça yéndole a buscar, pero ayer el Almería demostró que esperándole (con fundamento y gasolina) también se puede.

Hasta el 1-0, los de Francisco avisaron de su peligro a través del balón parado y del poderío del citado Thievy y de Zongo y Thomas. Los dos últimos superaron en físico y lectura a Busquets, Rakitic y Rafinha. Sigue preocupando, por cierto, el bajón del croata, que por momentos refleja perfectamente las dudas que todo el equipo arrastra desde el clásico. También ayudó a los locales la falta de precisión de Messi, cuya pugna por el récord de Zarra seguirá vigente. El argentino, en la primera parte, estrelló un cabezazo en el larguero. Y no sería el primero.

Tres ocasiones al larguero

Con el marcador en contra y el ventilador de críticas ya en pleno funcionamiento, Luis Enrique renunció a la originalidad e introdujo a Neymar y Suárez tras el descanso. El Barça, como es lógico, sumó amenazas en ataque, pero no mejoró lo mínimo para confiar en la remontada hasta la entrada de Xavi. Con el Almería pagando su esfuerzo, el egarense administró el temple necesario. Mientras, Suárez firmó su mejor versión desde que volvió de la sanción. No marcó porque el larguero (sí, otra vez) se lo evitó después de un remate acrobático, pero sí asistió tanto en el empate, obra de Neymar con la ayuda de Ximo, como en el tanto de Alba en el 82. A caballo entre la banda derecha y la zona de castigo, el uruguayo compensó su falta de acierto de cara a gol y demostró que interpreta el juego con tremenda sabiduría. También trató de ayudar a Messi en la batalla goleadora que le ocupa estas semanas, pero el «10» se estrelló primero con el larguero (por segunda ocasión) y luego con Rubén.

Suárez comienza a ser útil

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