EL NORTE DEL SUR
QUEREMOS
Buscan arena debajo del asfalto chamuscado del sistema con tanto idealismo asambleario como falta de realismo
NO sabemos si debajo del asfalto chamuscado de la política hay arena pero es seguro que el empeño por escarbar entre los escombros tiene su punto de regeneracionismo ilusionante. Lo mejor del movimiento que lideran Podemos y Ganemos es lo que lleva implícito de queremos: la voluntad, el afán noble y cívico por cambiar las cosas que no funcionan, que apestan por la carcoma de un sistema viciado, tal vez vencido. La limpieza de la vida pública, la recuperación de un sentido sólido, vocacional, ejemplarizante para las responsabilidades políticas constituye una cuestión de emergencia nacional. No hay excusas para más demoras. Si las instituciones se duermen, como quizás se han dormido, serán los ciudadanos —han sido ya de hecho— quienes tomen la iniciativa. Son tan realistas que piden lo imposible. Tienen derecho a estar cabreados y se organizan como pueden. Si les sobra algo es buena fe, idealismo, convicciones.
Saben que tienen fuerza: por lo pronto han borrado del mapa, o casi, a una formación política, a Izquierda Unida. Saben que los dos grandes partidos están inquietos, que no asustados, por la evidencia de que su irrupción provoca una clara desestabilización del status quo. Saben que no van a ganar, al menos no a la medida de sus expectativas, pero proclaman que lo harán ya que les asiste la fuerza de la calle, que está con ellos porque hablan el mismo lenguaje. El lenguaje del hartazgo de lo que ellos llaman casta y de lo que la gente conoce simplemente como políticos corruptos, mangantes, aprovechados, avariciosos. La calle les escucha, entre otras cosas porque hablan en la calle. O en los jardines. Sin estrados, sin jefes de prensa, sin pantallas de plasma. Hará un mes y algo que acudió a Córdoba un miembro de Podemos con un puesto destacado en su estructura central. La cita era importante: venía a explicar por qué no iban a presentar candidaturas a las municipales con la marca nacional. Para la reunión bastaron el césped del Parque Cruz Conde y un megáfono. Los abueletes que paseaban a sus nietos, los estudiantes que iban de vuelta a casa se paraban a escucharle. Los corredores que entrenaban por los senderos de tierra y grava también.
«Imagina», proponía John Lennon. Y ellos se lo han tomado al pie de la letra. No están solos y esperan que tú, tú y tú te unas ellos —más Lennon— a través de la cada vez más tupida red de sus círculos concéntricos. El reto es casar el idealismo con la sensatez. La deriva asamblearia de sus reuniones es incompatible con la eficiencia política. Este jueves, en la convocatoria de Podemos en Fátima, hubo un debate acalorado sobre si el escrito que iba a salir del encuentro debía tener la consideración de manifiesto o de comunicado. Es sólo un ejemplo. Si aprobar un documento programático de partida consume cerca de un año, miedo da pensar cuánto tardará en alumbrase un decreto ley. Si es que llega el caso.