EL PULSO DEL PLANETA
El World Trade Center vuelve al trabajo
Los primeros trabajadores pusieron ayer el pie en las oficinas de la nueva torre, trece años después de la tragedia del 11S
Ayer, Nueva York amaneció con un cielo azul intenso, sin mancha de nubes, igual que la mañana del 11 de septiembre de 2001. Aquel día, los trabajadores llegaban a sus oficinas en las Torres Gemelas casi en mangas de camisa, con calor veraniego. Muchos no volvieron.
Ayer, 4.802 días después de la masacre terrorista del 11S, los oficinistas han vuelto a trabajar en el principal edificio del World Trade Center. Protegidos con abrigos en una mañana fría de otoño, 175 trabajadores de la editora Condé Nast han sido los primeros en ocupar sus cubículos y despachos en One World Trade Center, el rascacielos que sustituye a las Torres Gemelas. Antes conocido como «Freedom Tower», es el mayor edificio del hemisferio occidental y la mayor torre de oficinas del mundo.
Si hubiera que definir esta fecha histórica para Nueva York, sería el regreso al «business as usual» –a «lo de siempre»- en el centro económico y financiero del mundo. Sin pompa ni circunstancia, sin placas que descubrir ni lazos que cortar, sin discursos ni autoridades, los trabajadores de Condé Nast culminaron un proceso de trece años, en el que la ciudad ha tratado de remontar la tragedia sin olvidarla.
En ese tiempo, Nueva York se ha dulcificado: han proliferado los espacios públicos –como el parque del río Hudson, al lado de la Zona Cero-, el índice de criminalidad ha bajado hasta convertirla en una de las ciudades más seguras de EE.UU. y ha emergido con fuerza de la crisis financiera de 2008.
La vuelta al trabajo en el World Trade Center es un símbolo del resurgimiento de una ciudad desde sus cenizas. El camino para la recuperación de la Zona Cero ha sido, sin embargo, tortuoso y polémico. El diseño del propio Libeskind, espectacular, fue cambiado por otro más conservador y plano de David Childs, que ahora domina el «skyline» neoyorquino. La aguja que corona el edificio –y que lo lleva hasta los 1.776 pies de altura, o 541 metros, en referencia «kitsch» al año de la Declaración de Independencia de EE.UU.- es para algunos críticos demasiado alta.
A pocos pasos del edificio, el Museo del 11S, inaugurado esta primavera, cosechó críticas por la comercialización de la tragedia. El intercambiador de transportes, diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava, avanza entre atrasos y excesos presupuestarios. La torre 2, ideada por Norman Foster y que sería la segunda más alta del complejo, no ha encontrado quien la construya por falta de financiación.
Fue una empresa de medios, Condé Nast, y no el sector financiero, que domina en el Bajo Manhattan, quien dio un espaldarazo al rascacielos principal del World Trade Center. En 2011, se comprometió a mudar sus oficinas de Times Square hasta la punta de la ciudad. Sus 3.400 periodistas, publicistas y administradores ocuparán 24 pisos. Pero hasta el momento solo el 58% de los 280.000 metros cuadrados de oficinas han encontrado inquilino.