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La Audiencia busca a un prófugo que asesinó a un hombre en 1998

Es un sicario que asestó hasta diez puñaladas a la víctima en la presa de El Salto

La Audiencia busca a un prófugo que asesinó a un hombre en 1998 a. o. s.

davinia delgado

La Audiencia Provincial de Córdoba ha dictado una orden de búsqueda, detención e ingreso en prisión del principal condenado por dar muerte del ingeniero madrileño Salvador Marín Saavedra en 1998, el sicario Wilber Abed Puentes Dávalos, que acabó con la vida de su víctima tras asestarle una decena de puñaladas junto a la presa de El Salto, en el término municipal de Pedro Abad.

Así, y según confirmaron a este periódico fuentes judiciales, el condenado se encuentra huido de la justicia, por lo que la Policía trata de localizarlo para que cumpla su pena.

El jurado popular que se encargó de emitir veredicto lo consideró culpable de asesinato y el correspondiente tribunal impuso al procesado la pena de 16 años de cárcel tras el juicio, que se celebró el 10 de noviembre de 2000.

Según recoge la sentencia de aquel controvertido caso, al que ha tenido acceso ABC, el ingeniero, Salvador Marín, había tratado de llevar a cabo una operación financiera de un falso préstamo a Carlos M. G., en la que le había presentado como prestamista a Miguel J.M. Éste le entregó diversos lingotes metálicos que aparentaban ser de oro, aunque en realidad eran de una aleación de cobre y cinc, «que mediaban en el trato como garantía de la entrega del capital o, en su caso, de la devolución de la cantidad aportada por el prestatario en concepto de intereses anticipados», reza el fallo.

No obstante, Carlos M.G. descubrió el engaño y lo hizo saber a Salvador, que decidió viajar desde Madrid a Córdoba para tratar de vender los lingotes falsos. Así, el 29 de octubre de 1998 arrancó su Audi y se dirigió hacia el sur. Lo hizo acompañado de Wilber, un colombiano de 33 años, que, además de dedicarse a «enigmáticas actividades», prestaba servicios a Miguel J. M. a cambio de dinero.

Así, Miguel se enteró de las pretensiones de Salvador de tratar de obtener un beneficio con sus lingotes y, en represalia, encargó al prófugo que le diera muerte. Para ello, lo puso en contacto con los otros tres encausados para que le ayudaran en su cometido. Uno de estos colaboradores, Rafael H.Ll., entregó al sicario un arma blanca que, a su vez, le había facilitado otro de los inculpados, Pedro C. M.

A traición

Entretanto, el ingeniero, ajeno a lo que su acompañante tramaba y tras su intento fallido de vender los lingotes, volvió al coche con el ciudadano colombiano para regresar a Madrid. «A unos 30 kilómetros de Córdoba se desviaron por una carretera secundaria que lleva a la presa de El Salto del término municipal de Pedro Abad. Detuvieron el vehículo en las proximidades de una verja metálica que da paso a una finca.

«Apeados del automóvil, Wilber Abed, obedeciendo al mandato recibido, a traición, por sorpresa y sin dar posibilidad de defensa a la víctima, asestó a Salvador Marín Saavedra, con la intención de darle muerte, un total de diez puñaladas con un arma blanca punzocortante de un solo filo», recoge la sentencia. Días después, varios excursionistas llegaron a las inmediaciones del pantano. Uno de ellos descubrió el cadáver del ingeniero, que presentaba varias heridas por arma blanca en el costado izquierdo. El cuerpo estaba vestido y boca abajo. En su poder se encontraron unas 7.000 pesetas en metálico, varias tarjetas de crédito, un reloj de la marca Longines, así como unos gemelos y un pisacorbatas de oro.

La Audiencia busca a un prófugo que asesinó a un hombre en 1998

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