Mozart, en la Mezquita-Catedral

«Requiem aeternam dona eis et lux perpetua luceat eis»

«Requiem aeternam dona eis et lux perpetua luceat eis» RAFAEL CARMONA

El «Requiem» de Wolfgang Amadeus Mozart sonó ayer en la Mezquita-Catedral en el contexto para el que fue concebido. Una liturgia en la que se le pide a Dios que otorgue eterno descanso y luz perpetua a los fieles difuntos. La Orquesta de Córdoba y el coro de ópera Cajasur pusieron las notas y las voces de una de las piezas más sobrecogedoras de la música clásica a la idea del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, de que la representación musical se fusionase con la eucaristía y que ello sirviese a fines solidarios. El dinero recaudado durante la liturgia, entregado voluntariamente por los asistentes, se destina en su integridad al trabajo que realiza Cáritas en su necesaria labor asistencial. El marco es también festivo. En la Mezquita-Catedral se celebran dos efemérides: el 775 aniversario de la consagración al culto católico tras la conquista de la ciudad por Fernando III y los 30 años de que la Unesco otorgase el sello de Patrimonio de la Humanidad.

«Requiem aeternam dona eis et lux perpetua luceat eis»

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