La piedra angular en el nuevo sistema de DjukicGhilas

El delantero se convierte, con su doblete frente al Atlético, en el máximo artillero del Córdoba, que tiene en él su «9» de referencia

La piedra angular en el nuevo sistema de DjukicGhilas

JOSÉ M. DOMÍNGUEZ

Pese a la derrota del Córdoba el pasado sábado, funcionó el plan de Miroslav Djukic en el Vicente Calderón. Al menos, se cumplió la mitad ofensiva, es decir, el 50 por ciento de todo lo que el técnico serbio había ideado para puntuar en casa del Atlético de Madrid. No fue posible lograr el objetivo —faltó fortaleza atrás para evitar algunos de los cuatro tantos locales—, pero el equipo encontró por fin buenas noticias en el área rival, una zona que hasta hace apenas un par de semanas sólo generaba preocupación y incertidumbre, tanto en el entorno como en el seno del club.

Nabil Ghilas, por su puntería y su facilidad para explotar los sistemas de juego del nuevo técnico, invita ahora al optimismo, y así lo sintieron en directo las más de 3.000 almas cordobesistas que viajaron hasta el coliseo rojiblanco.

Tres dianas en ocho partidos han convertido al argelino en el máximo artillero del Córdoba CF. Después de una incorporación tardía a la disciplina blanquiverde, de un trabajo de puesta a punto física contrarreloj y de cinco semanas de sequía e intentonas frustradas, el ariete estrenó su cuenta goleadora con un gran disparo frente al Málaga. Incluso ya antes se había granjeado el beneplácito y el cariño de la grada, que puso en él todas sus esperanzas desde el primer minuto, tras verle pelear y correr con ganas (más que muchos de sus compañeros).

Pero fue a raíz de la llegada de Djukic al banquillo califal cuando el potente delantero se convirtió en la verdadera referencia atacante del equipo blanquiverde. Pese a no ver puerta frente a la Real Sociedad, su doblete en el Vicente Calderón le permite ahora presumir de haber firmado tres tantos en los últimos tres encuentros.

Últimamente, sale a gol por partido; ese clásico promedio con el que sueñan todos los delanteros y que acaba siendo muy rentable, tanto para él como para el resto de la plantilla.

Pero las urgencias clasificatorias mandan. Y los experimentos tácticos deben reducirse a su mínima expresión para que el Córdoba encuentre cuanto antes el estilo que le pueda conducir a la permanencia, que es su meta más imperiosa. Djukic, en 180 minutos, ha probado con un romo 4-2-3-1 (primera mitad ante la Real Sociedad), con un 4-4-2 más ofensivo (logró empatar ante los donostiarras en el segundo tiempo), con un 4-4-2 organizado para salir a la contra (primera hora de partido casi perfecta frente al Atlético) y con un 4-2-3-1 en el que se juntaban Luso, Abel y Rossi en la medular (tramo final en el Calderón). Cuatro muestras de las que el técnico deberá extraer lo mejor para seguir moldeando un conjunto que empieza a ser reconocible.

El 4-4-2 le ha funcionado en dos partidos muy diferentes y buena parte del mérito y de la responsabilidad en el éxito del sistema ha recaído en Ghilas. El delantero —que también progresa adecuadamente en el idioma— se hizo entender en la zona mixta del estadio del Atlético de Madrid para confirmar que sus compañeros habían hecho «un gran trabajo» para él.

Quizá el técnico serbio no disponga de todo el tiempo que desearía para fraguar unos cimientos defensivos para la estructura de su proyecto, pero ha encontrado en la potencia y la envergadura de Ghilas un firme pilar en la delantera para empezar a construir por el tejado.

Algo es algo. Y, así, en los próximos entrenamientos Djukic podrá seguir buscando formas de abastecer a su hombre gol, pero lo más importante era encontrar al apropiado. Y parece que ya lo tiene.

Queda por ver cómo adapta el entrenador balcánico su planteamiento a los compromisos en El Arcángel, donde quizá necesite de más fluidez en la circulación de balón. Faltan algunas cosas por pulir, como reconoció en rueda de prensa el propio Djukic. Pero arriba todo marcha y, gracias a esto, el Córdoba transmite mejores sensaciones colectivas y más peligro en el plano ofensivo.

Primer doblete

Sabe a qué juega. Su compañero de ataque Xisco se reinventó como falso mediapunta contra el Atlético y permitió a Ghilas vivir en el área y aprovechar su pegada para hacer el primer doblete de un jugador del Córdoba en la máxima categoría en 42 años —Manolín Cuesta logró el último, frente al CD Málaga, en 1972—.

El tándem Xisco-Ghilas ha convencido a propios y extraños. Entre el balear y el argelino suman cuatro goles en tres partidos y han hecho que Miroslav Djukic se pueda salir de sus caminos más conocidos, siempre vinculados al 4-2-3-1.

El único problema que plantea la dupla atacante se encuentra en la plantilla del Córdoba, cargada de mediapuntas, pero con escasez de efectivos en la delantera. Havenaar, que empezó el año como titular, desapareció de las convocatorias y se postula ahora como el único recambio puro para el 4-4-2 que podría asumir el equipo.

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