Navegando a Guadalupe
A las 2 en punto de la tarde se dio la salida a la Ruta de Ron. Saint Malo, una ciudad de 57.000 habitantes, fue tomada por miles de personas para disfrutar del espectáculo que brindaron los 91 barcos participantes en la regata mítica que cruza el Atlántico desde Saint Malo (Francia) hasta Guadalupe (Antillas Francesas). Unas 3.000 millas navegadas mayormente con los portantes vientos Alisios.
La salida fue espectacular. Cientos de barcos de aficionados franceses se dieron cita en la bahía de Saint Malo desde las 5 de la madrugada, en una continua fiesta que se trasladaba desde los pantalanes a mar abierto una vez que las exclusas fueron abiertas en pleamar. El sábado ya salieron los barcos de grandes esloras (catamaranes y trimaranes) y durante la madrugada del domingo, los Class 40 y las Clase Route du Rhum.
Alex Pella se tomó el día de ayer de relax con su novia Lida. El equipo de tierra custodió durante toda la noche el barco y lo sacó al campo de regatas mientras intentaba amanecer. Entre Talpi y Pablo Santurde, capitán del «Tales II» dirigieron la operación de atravesar las exclusas. Sobre las 11 de la mañana llegó Alex con Lida, Gonzalo Botín y sus hermanos, que se subieron a una neumática y llevaron al patrón oceánico español a bordo del «Tales II». Una hora antes de la salida, todos abandonaron el barco para dejar ya a Alex que comenzara a navegar en solitario.
«Lo tengo todo listo para acabar en 20 días, pero esto es una regata en el Atlántico y puede pasar cualquier cosa. Tanto el barco como yo estamos preparados para acabar entre los primeros. Voy a darlo todo para conseguir ganar», dijo Alex minutos antes de la salida.
La mañana no pintaba muy bien meteorológicamente. Amaneció lloviendo, como es habitual en Bretaña, pero sobre las 12 de la mañana apareció el sol, tímido, pero sol. La estampa era preciosa. Digna de una regata que congrega a cientos de miles de espectadores. El mar, plano y una brisa de 12 nudos dieron la despedida a la flota. Dos líneas de salida: una a babor y otra a estribor del barco del Comité de Regatas, para separar a los multicascos de los monocascos y cañonazo espectacular. Cinco minutos más tarde, la flota fue recibida por un gran chubasco, que puso la intensidad del viento en los 30 nudos. Es la Ruta del Ron, «la Ruta de la Libertad», como la bautizaron los que hicieron la primera edición allá por 1978. Quedan 3.000 millas por delante con Finisterre y las Azores como puntos de referencia en tan larga singladura.