El Lucena no sabe levantar cabeza
Los celestes se quedaron con dos hombres menos y fallaron un penalti

No levanta cabeza un Lucena que ayer volvió a sumar una nueva derrota, y encadena cuatro jornadas sin ganar. Ayer los de Juan Arsenal estuvieron desquiciados en Arroyo de la Luz, en gran medida por la actuación del colegiado madrileño Sánchez Seco-Otero, que dejó a los aracelitanos con dos hombres menos por la expulsiones de Sarmiento y Beda. Y eso que el cuadro celeste se adelantó con un tanto del propio Pedro Beda. Sin embargo, con la roja al delantero, Coco 2 y Rojas le dieron la vuelta al luminoso.
En lo concerniente a lo estrictamente futbolístico el Arroyo estuvo mejor en líneas generales. Más profundo y más acertado de cara a portería que los del Lucena. Aún así, los de Arsenal gozaron de alguna buena ocasión para empatar.
Andaba el Arroyo desperezándose cuando anotó el primero Pedro Beda, que ya había avisado de su gran movilidad. El gol llegaría tras un saque de banda peinado al primer palo que remataría Beda con la cabeza para superar a Savu.
De héroe a villano; nada más anotar, Beda sufrió un cortocircuito que acabaría con él y con su víctima en la caseta. El delantero soltó un codazo tremendo en la cara de Bayón, que acabaría con el de Arroyo en la enfermería y recibiendo cuatro puntos de sutura justo bajo su ojo.
Empataría el Arroyo con un gol de Coco, que sorprendió a la estática defensa andaluza anotando de cabeza tras recibir un gran centro de Barrancos. Entonces Pato no lo pensó dos veces y con un jugador más dio entrada a Chaco que remató de cabeza al larguero.
El comienzo de la segunda mitad fue un cúmulo de imprecisiones para ambos. Pero de nuevo de cabeza se adelantaría el Arroyo. Rojas remataría al primer palo de manera soberbia un gran centro de Campins. Poco después de nuevo tocaría madera el Arroyo. Fue Barrancos el que tras una jugada personal se encontraría con el poste en su tiro desde dentro del área.
Entre tanto, Pepe Díaz falló un penalti que hizo temblar el larguero local, pero la expulsión de Sarmiento rompió el equilibrio.