Bujalance: sin vivir en paz
Los graves altercados registrados en la localidad han creado un clima de tensión que exige soluciones
![Bujalance: sin vivir en paz](https://s1.abcstatics.com/Media/cordoba/75321307--644x482--644x482.jpg)
Los últimos altercados vividos en la localidad de Bujalance han afectado seriamente a la convivencia de los cerca de 8.000 residentes del municipio. Octubre se saldó con un total de diez detenidos, siete mujeres y tres hombres, al verse implicados, presuntamente, en tres enfrentamientos entre payos y personas de etnia gitana. Esta situación «no es fácil ni agradable para nadie», apuntó un vecino que prefiere mantenerse en el anonimato. Y es que los últimos acontecimientos están sumiendo al municipio en un estado de inseguridad «como nunca hemos tenido». «Hay que poner fin a las trifulcas para que Bujalance recupere la paz y su verdadero espíritu, el de ser un pueblo trabajador y humilde», dice.
Las siete mujeres detenidas fueron arrestadas por su supuesta implicación en la agresión a Salvadora Ocaña Muñoz, de 63 años, y su marido, Pedro Vacas, propietarios de la floristería Salvi, lugar donde ocurrieron los hechos. Según apuntó Salvadora a este periódico, todo se desencadenó «por negarnos a venderles más flores y otros artículos de la tienda hasta que no se liquidase la deuda de 501,40 euros que tiene con nosotros desde 2012».
Tras proferirse insultos, el enfrentamiento llegó a las manos. Vacas resultó herido con un derrame en el ojo derecho, un total de seis puntos en la cabeza y rasguños en brazos y manos. Por su parte, Salvi necesitó suturas en ambas manos y la muñeca derecha abierta.
Por otra parte, dos de los hombres detenidos intervinieron en una segunda agresión contra Cristóbal Díaz, gerente del pub El Frisko, que se produjo tres días después.
Por último, el pasado jueves, la Guardia Civil arrestó a un hombre por un delito de incitación a la violencia, al difundir, a través de «WhatsApp» y varias redes sociales, mensajes cuyo contenido promovía a la violencia y el racismo contra el colectivo gitano de Bujalance. Entre otros, el detenido escribió lo siguiente (aunque plagado de faltas de ortografía): «Bujalanceñ@s, hoy, día 30, queremos que todo el pueblo vaya a las grilleras, que estaremos preparando la gran quemada de casas gitanas. Tendremos para todos gasolina y antorchas; también pañuelos para la cara. Animaros y vamos a machacar a estos mierdas».
A los diez detenidos hay que añadir dos mujeres imputadas, implicadas en el enfrentamiento producido el pasado miércoles en plena calle, en el que Esther Navarro, embarazada de un mes, y su hija, de 14 meses, sufrieron una agresión por parte de una vecina, de etnia gitana, que se les acercó portando un palo, con el que las golpeó con violencia.
Bujalance vivía y vive en tensión. A las agresiones producidas se suma la importante oleada de robos, hurtos e incidencias relacionadas con el tráfico de drogas que se viene registrando en los últimos meses.
Era necesario reaccionar. Y el pueblo lo hizo. El pasado domingo, día 26 de octubre, y ante una fuerte presencia de miembros de la Guardia Civil y Policía Local, más de mil vecinos de la localidad se concentraron, por primera vez, en la plaza Mayor como medida de protesta contra la situación de delincuencia e inseguridad.
Como consecuencia de esta insostenible situación que puede provocar daños mayores en un futuro, el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado, acordó, durante la Junta Local de Seguridad Extraordinaria, celebrada el pasado martes, «duplicar los actuales 17 efectivos de la Guardia Civil en Bujalance, que cuenta con 13 agentes, más el apoyo de Cañete de las Torres, con cuatro». A esto se sumará, según apuntó el responsable gubernamental, la preceptiva investigación para esclarecer los hechos. El objetivo de la Subdelegación del Gobierno no es otro que contribuir a la vuelta a la normalidad del municipio, además de «reducir el número de delitos contra el patrimonio», que en esta localidad del Alto Guadalquivir se sitúa un dos por ciento por encima de la media provincial.
Ese mismo martes, la corporación municipal condenó los hechos de forma unánime y acordó un paquete de seis medidas para reforzar la seguridad «y devolver la calma a los bujalanceños», coincidieron la regidora, Elena Alba, y los portavoces políticos, Rafael Félix (PSOE); Carlos Malagón (PP); Francisca Villar (IU) y Angustias Moreno (GNA).
Calma tensa
Mientras, el Instituto Armado mantendrá en la zona el dispositivo de seguridad iniciado hace algunas semanas «hasta recuperar la convivencia pacífica». Y es que los graves sucesos señalados no son nuevos para los bujalanceños. Existe un largo e importante historial de enfrentamientos entre vecinos, que implican a payos y gitanos. Aún se recuerda en el municipio, aquel fatídico día 17 de noviembre de 1931, cuando tuvo lugar un tiroteo entre dos personas de etnia gitana y la Guardia Civil, que se saldó con un muerto y cuatro heridos.
Desde entonces, se han sucedido otras incidencias de diferente carácter delictivo. La última víctima como consecuencia de enfrentamientos vecinales se registró en noviembre de 2008. Un disparo en la cabeza acabó con la vida de J.R. de 51 años. La Guardia Civil detuvo, no sin complicaciones, al autor, Rafael Hidalgo, «El Rafi», como autor del disparo. Fue condenado a 19 años de cárcel y a indemnizar con 324.000 euros a la viuda y a los cinco hijos del fallecido.
Noticias relacionadas