La tradición que sigue viva

La tradición que sigue viva

R. C. M. / J. P.

Miles de cordobeses visitaron ayer los camposantos cargados de flores para recordar a sus seres queridos

Sábado 1 de noviembre, amanece soleado y la ciudad madruga para reecontrarse un año más con la Festividad del Día de Todos los Santos. Miles de familias cordobesas se reúnen desde muy temprano para visitar a sus seres queridos; una tradición que en occidente se viene celebrando desde el año 609 d.C. y que en nuestra provincia se ha mantenido viva a través de los décadas, indestructible ante el paso del tiempo.

El rojo y el blanco inundan cada centímetro del camposanto. Un rojo que simboliza el calor de los seres queridos que vienen a reunirse para recordar a los que ya no están; y un blanco que encarna una pureza que se ve reflejada en el mimo con el que las familias restauran, pintan y limpian el cuadradito de mármol tras el cual se encuentran los recuerdos del difunto.

Hoy no es un día más en los cementerios de Córdoba, es su día grande. El plástico deja paso a la vida de las flores naturales. En plena ebullición, los visitantes pasean por las calles del recinto con sus ramos de rosas, claveles y margaritas; que en esta jornada multiplican su venta por veinte. Aparcamientos y paradas de bus rebosantes contrastan con la soledad de cualquier día del año. Un euro —que curiosamente se inserta a modo de carrito de supermercado— cuesta el alquiler de las escaleras, los peldaños que representan, en una metáfora casi perfecta, el ascenso y encuentro con el más allá.

«En este día, los 50 trabajadores de la plantilla vienen a echar la jornada; los que están esta semana de descanso lo hacen hasta mediodía y el resto vienen en turno partido durante todo el día», señala Rafael De Toro, uno de los cuatro capataces de Cecosam encargados de los cementerios de Nuestra Señora de la Salud, San Rafael, Nuestra Señora de la Fuensanta y Santa Cruz.

Por su parte, en Monturque se desarrollan durante este finde semana las jornadas «Munda mortis», en las que hay oportunidad de visitar las cisternas romanas, participar en talleres de construcción de faroles o acudir a la recreación de un ritual funerario romano. Además, ayer, Jesús Nazareno salió en procesión hasta el cementerio de la localidad.

La tradición que sigue viva

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