30 MIRADAS SOBRE LA MEZQUITA-CATEDRAL

D.D. / R. A. / L. M.

ABC recoge desde hoy y en tres entregas la opinión de nombres propios y voces más anónimas sobre lo que les transmite y sienten por el monumento

La impronta de la Mezquita-Catedral en Córdoba es tan profunda e indisoluble que ha sido, es y seguirá siendo su símbolo más universal, su seña de identidad: su alma. Resulta prácticamente imposible no relacionar a la ciudad con este impresionante conjunto arquitectónico, motivo de orgullo para propios, y admiración en el ánimo de los foráneos que la descubren cada día, a cada paso entre sus muros.

La evolución que ha experimentado a lo largo de los siglos le añade un valor más que significativo como objeto de estudio. Primero fue la basílica de San Vicente en época visigoda, que constituía el templo cristiano más importante de la ciudad desde el siglo V; a mediados del VIII fue transformada para su uso como Mezquita, llegando ser el edificio más emblemático del arte hispano musulmán; y, desde la Reconquista de Córdoba por Fernando III «El Santo» en 1236 se ha venido utilizando como catedral para el culto cristiano.

Este monumento no solo impacta por su grandiosidad extra muros. También encandila por su atmósfera interior. El ritmo de sus columnas, marcado por la débil luz que traspasa las celosías y las cúpulas, dirigen el paso de quienes se adentran en este bosque de mármol, jaspe y granito rematado con 375 arcos de herradura bicolores. Pero por encima de todo destaca el «mihrab», una joya arquitectónica compuesta de mármol, estuco y mosaicos bizantinos brillantemente coloreados sobre fondo de oro.

Lo más sorprendente y embriagador es que cada nuevo visitante experimentará las mismas emociones que sintieron los cordobeses que asistían a las oraciones diarias en el siglo X; la misma admiración de viajeros, reyes y embajadores de antaño, asombro que escapa de las polémicas que en los últimos tiempos han surgido en torno al edificio. Precisamente, la doble faceta del templo como Mezquita-Catedral. Pero es la integración lo que ha propiciado la conservación de la Mezquita, frente a lo sucedido con otras antiguas, como la de Sevilla, que directamente fue derruida y sustituida por una nueva catedral cristiana. Así lo avala la propia Unesco en el documento por el que acepta el Excepcional Valor Universal del monumento. «La yuxtaposición de estilos confiere autenticad y añade originalidad», apunta, para añadir que ««la Gran Mezquita ha mantenido su autenticidad en términos de presencia, diseño, uso y función». Precisamente, este mantenimiento constante y extensible a todo el conjunto permitirá que, a partir del próximo martes, sea visitable, al menos, por las tardes, la torre del campanario.

Estas cuestiones que atañen al la Mezquita-Catedral han sido planteadas a una treintena de personalidades pertenecientes a distintos ámbitos de la sociedad cordobesa, que ofrecen una valoración personal del monumento y su evolución. Visiones todas ellas barnizadas por una pátina de veneración que ABC publica con motivo del 30 aniversario del sello Unesco.

30 MIRADAS SOBRE LA MEZQUITA-CATEDRAL

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