La hora de la regeneración
La firme posición editorial de ABC frente a los últimos casos de corrupción, cáncer político y social que supera su mera condición judicial para amenazar al propio sistema democrático, ha sido aplaudida por numerosos lectores, algunos de los cuales matizan la postura y los enfoques de nuestro rotativo. «No puedo estar más de acuerdo –comenta MARÍA JOSÉ GARCÍA– con las medidas incluidas en el “Decálogo de ABC para un impulso ético” y con el editorial del pasado miércoles. Sin embargo, creo que falta en este decálogo la referencia a la necesidad de que la provisión de puestos de trabajo en las Administraciones Públicas se haga conforme a lo que dice la Constitución Española, es decir, respetando los principios de publicidad, igualdad, mérito, capacidad y concurrencia. Mientras se mantenga la posibilidad de que la decisión sobre qué funcionario ocupa un determinado puesto se haga por libre designación por los políticos o los nombrados por ellos, prácticamente sin limites, habrá posibilidad de corrupción». Por su parte, PABLO NARANJO opina que ABC ha sido muy caritativo con Rajoy, al titular en su portada –reproduciendo las palabras del presidente del Gobierno– “Pido perdón a todos los españoles”, cuando en realidad lo que hizo fue pedir disculpas. Si a eso le sumamos que Montoro viene siempre pidiendo más impuestos, sería conveniente que los españoles estemos en guardia. Los políticos no vienen a servir, sino a pedirnos. Si a los políticos sumamos los menesterosos, vuelve a estar de moda “La corte de los milagros” de Valle-Inclán». Los nombres propios de nuestro rotativo también encuentran eco en el buzón de ABC. «Quisiera felicitar a Edurne Uriarte por hacer un análisis tan equilibrado con su artículo sobre la corrupción», dice MARÍA SÁNCHEZ NAVAZO. «Necesitamos sensatez –añade en su carta– y poner las cosas en sus justos términos, ausentes por el amarillismo o el pesimismo aterrador que impregna la mayoría de los artículos. Mi admiración también por Luis Ventoso en esa misma línea, y a las brillantes plumas de Ignacio Camacho, Hermann Tertsch, el gran Carrascal o Ramón Pérez-Maura, con los que seguimos aprendiendo muchísimo».