Soldados de pura cepa
Muchos efectivos que parten de misión son voluntarios que destacan su «ilusión» por encima del miedo que infunde una misión en una zona de calma tensa
Los rostros de los allegados a los soldados que van a participar en la Operación Libre Hidalgo XXII estaban ayer henchidos de orgullo. Pero al recordar que la cuenta atrás ha comenzado, cambiaban el gesto, dejando entrever algunas trazas de temor. «Miedo siempre tienes, pero procuras no pensar mucho», dijo la madre del subteniente Bruno, cañetero, quien por primera vez pisará tierras libanesas. «Ha estado ya en otros lugares, como Bosnia y Kosovo, pero a esto no terminas de acostumbrarte», puso de manifiesto la mujer.
Su hijo, que forma parte del Regimiento de Infantería Mecanizada «Córdoba X», señaló que «he pedido voluntariamente participar en esta misión y estoy emocionado». Lleva el caqui en la sangre ya que «formo parte del Ejército desde que entré en la academia con 17 años», apuntó.
Quien si se estrenará en una operación fuera de territorio nacional es el soldado Ruiz, de Córdoba capital, que manifestó sus «ganas de salir para poder sentirme realizado». Al igual que el subteniente Bruno, este joven también se ha prestado de forma voluntaria a participar en el contingente, porque «he sentido que era el momento».
Mucha más experiencia en estos lances tiene la cabo Arribas, jiennense, que por tercera vez cogerá el avión con destino a Marjayoun. «Es una zona tranquila. En cualquier caso, el nivel de seguridad es muy elevado. Mi familia me apoya e insiste en que haga mi trabajo lo mejor que pueda», señaló.
Por su parte, el comandante sevillano Carmona, que también repite por tercera vez, indicó que «son muchas las cosas que te traes de allí, muchas experiencias y buenas relaciones». Aunque, como el resto de familias, la suya tampoco lleva bien su marcha. «Mi mujer sabe con quién se casó», afirma.