HACIENDA: UNA CORRECCIÓN INSUFICIENTE
TRAS la controversia generada por la nueva tributación inmobiliaria que incluye la reforma fiscal, criticada desde el primer momento desde estas páginas, el Gobierno ha decidido, finalmente, suavizar esa contraproducente subida de impuestos, pero dicha corrección, aunque bienvenida, resulta insuficiente. El PP introdujo una enmienda en el Senado para moderar el alza fiscal que establece el proyecto de ley sobre la venta de viviendas y otros bienes adquiridos hace más de veinte años. Hacienda propone ahora mantener el coeficiente de abatimiento –que reduce de forma importante la factura a pagar– para los activos patrimoniales comprados antes de 1995, siempre y cuando el valor de transacción de los mismos, ya sean uno o varios, no supere el límite de 400.000 euros. Así pues, fija un umbral máximo por debajo del cual los afectados no sufrirán nuevas subidas de impuestos, atenuando así el injusto hachazo fiscal que, en principio, amenazaba al conjunto de la clase media.
Más allá de la idoneidad de dicha cuantía, cuya fijación es cuestionable, el Ejecutivo mantiene la desaparición de otra importante bonificación que, en este caso, afectaría a todos los propietarios, sin distinción de fechas. Se trata del coeficiente de actualización, que permite corregir el valor de la vivienda en función de la inflación. Su eliminación supondría tributar por la diferencia entre el precio nominal de compra y el de venta del bien, en lugar de por la plusvalía real generada –descontando el IPC–, lo cual no solo es injusto, sino abusivo. El Gobierno aún está a tiempo de subsanar este error, ya que la tramitación de la reforma fiscal no ha concluido y, por tanto, es posible incorporar las modificaciones que permitan mitigar el daño que representa para las clases medias.