DESDE SIMBLIA

¿Dónde está la Junta?

La contracción presupuestaria ha llevado a la formación musical a una situación insostenible y al borde de la desaparición

JOSÉ CALVO POYATO

LA pregunta que da título a la columna de hoy está relacionada con el silencio, que llega a ser oprobioso, que mantiene la Junta de Andalucía ante los delicados momentos por los que está pasando la Orquesta de Córdoba.

En este trance de dificultad, la Orquesta ha recibido importantes muestras de apoyo por parte de un numeroso grupo de artistas, de los aficionados y del público en general. Pero sabemos que esos apoyos no son suficientes. La Orquesta necesita recursos para equilibrar su presupuesto y continuar su andadura. Si nos quedamos en el apoyo callejero de los cordobeses que, puntualmente, se concentran en un lugar público, el resultado final puede ser catastrófico. Esas demostraciones están bien, pero no son suficientes. Pueden servir para que desde las administraciones públicas se actúe en consecuencia, pero también puede ser que queden en una muestra de reconocimiento público e incluso de cariño. Para que la Orquesta de Córdoba siga siendo una realidad necesita algo más que afectos, palabras y declaraciones de buenas intenciones. La Orquesta necesita recursos, empezando por el apoyo de los propios cordobeses. Los profesionales que la forman pueden apretarse el cinturón, pero no pueden vivir del aire. Su trabajo —la cultura requiere de unos profesionales que la materialicen y no es gratis como se empeñan en repetir quienes alientan el pirateo en internet de aquellos que, casi impunemente dada la laxitud de nuestra legislación, se apropian del trabajo ajeno — es su fuente de vida, como en el caso de cualquier otro profesional.

La restricción de las aportaciones de una de las instituciones comprometidas en su funcionamiento —la Junta de Andalucía tiene ya una larga tradición de poner en marcha proyectos a los que luego, poco a poco, retira el apoyo económico y deja el «muerto» a los ayuntamientos —, ha puesto a la orquesta cordobesa en una situación crítica. La Junta de Andalucía ha de aportar el cincuenta por ciento, según rezan los estatutos del consorcio creado para posibilitar el nacimiento de la Orquesta de Córdoba. Pero su contracción presupuestaria ha llevado a la Orquesta a una situación difícilmente sostenible y que puede desembocar en su desaparición.

Ante la situación creada, otras instituciones, es el caso de la Diputación Provincial de Córdoba, están intentando sacarla adelante. Consideran que la Orquesta, con sus más de veinte años de existencia, sus más de mil quinientos conciertos y su recorrido nacional e internacional, es uno de los emblemas de la ciudad. Sólo ha puesto como condición que sus actividades puedan repercutir en la provincia. Han sido el Ayuntamiento y la Diputación quienes han sumado esfuerzos y realizado gestiones para buscar posibilidades de trabajo que permitan sobrevivir a la Orquesta. La institución provincial aportará este año 100.000 euros, buscando dar un poco de oxígeno a su maltrecha situación e incluso ha manifestado su voluntad de formar parte del consorcio como fórmula para conseguir su viabilidad más allá de una aportación puntual. A estas alturas del peliculón orquestal vivido —todo un drama que si no se remedia podría convertirse en tragedia —, el consejero de Cultura —esa consejería es la otra pata del consorcio — de la Junta de Andalucía no ha dicho esta boca es mía.

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