La Medalla de Oro de la ciudad y el Córdoba CF
Ausencias imperdonables se dieron en el acto de entrega de la Medalla de Oro de la ciudad al Córdoba CF. Faltaban algunos y sobraban otros. Poca solera y mucho recién llegado. Se olvidó el pasado del club y se le dio un protagonismo excesivo al advenedizo. Desde luego el protocolo municipal no estuvo ni medianamente acertado, al menos, ese es mi punto de vista. Para empezar y primer tirón de orejas al alcalde y a la corporación municipal al completo que aprueban una moción por la que se otorga esa Medalla de Oro al club con motivo de su reciente ascenso a Primera División y en reconocimiento al esfuerzo de la plantilla. Los ediles no tuvieron a bien reconocer los sesenta años de vida del club ni los esfuerzos de una serie de personas (plantillas de jugadores y técnicos, empleados y dirigentes) que durante ese tiempo dieron su esfuerzo y sacrificio y, en algunos casos, hasta su propio patrimonio para que la sociedad perviviese. Señores munícipes, con ese acuerdo vinieron a poner de manifiesto su torpeza, además de su cortedad de miras. El club no nace con el gol de Uli Dávila. Una carambola milagrosa y un ascenso insólito. Ustedes parecen no querer enterarse. Naturalmente en ese sendero de torpeza, el acto de entrega de la Medalla de Oro pecó de los mismos errores. Allí faltaban jugadores de la casa que como Jaén, Verdugo, Berges o Paco Varo vistieron la camiseta nacional; allí faltaron dirigentes como Romeo que con su esfuerzo y patrimonio salvó una de las etapas más negras del club; allí faltaba el presidente de los tres ascensos, algo insólito en el fútbol español. Naturalmente, me estoy refiriendo al Presidente de Honor del club Rafael Campanero, innoblemente desahuciado hace unas jornadas del palco de autoridades por la cúpula dirigente. Y termino, como empecé, ausencias imperdonables. Esta visto que para nuestro alcalde y compañeros de corporación el Córdoba CF nació el 22/6/14 en las Palmas de Gran Canarias.
