Trama PúnicaEl inquilino Granados y su casero Marjaliza

Que Francisco Granados es un fenómeno lo confirman su talla de emprendedor y su iniciativa en el ámbito privado, materias de estudio en la Audiencia Nacional. Sin embargo, al exdirigente popular nadie lo vio venir en sus tiempos de consejero madrileño. La sede regional de Justicia debía de quedársele pequeña a Granados, que, muy expansivo, no dudó en alquilar inmuebles para tener cierto desahogo. Medio millón de euros anuales costaba la operación inmobiliaria diseñada por Granados, pero no es el coste lo más escandaloso de este alquiler, sino la identidad de su casero, que no era otro que su testaferro, David Marjaliza. Nadie detectó anomalías en un proyecto de ampliación diseñado para que todo quedara en casa.

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