La hostelería se pone las pilas

R. AGUILAR / J. M. C.

Los bares de las zonas más conflictivas dejan ver ya los reclamados mapas con los veladores autorizados

Los hosteleros son conscientes de que pasó a la historia la vista gorda de la autoridad. Las visitas de la Policía Local a los veladores, que comenzaron hace una semana, han sembrado cierta intranquilidad en el sector, de tal manera que hay dueños de establecimientos que han comprendido que acabó la observación laxa de la norma. Un buen ejemplo de ello ha sucedido esta misma semana en la calle de la Plata, que enlaza la plaza de San Miguel con las Tendillas, y en la que los establecimientos han reforzado los mecanismos para cumplir la norma a raíz de una inspección del cuerpo de seguridad dependiente del Ayuntamiento.

Las imágenes que apoyan estas páginas son ilustrativas: en la principal, un agente de la Policía Local se dirige, este martes, a los responsables de uno de los bares de la céntrica calle ya citada; la que está sobre estas líneas muestra el cartel obligatorio con la disposición de las mesas y las sillas que lucía, ayer mismo, un local de la misma vía.

La situación también va mejorando en otras zonas saturadas por veladores, como es el caso de El Tablero, Arroyo del Moro, la avenida de Barcelona, la del Aeropuerto y puntos del Centro, como La Corredera o el Chimeneón. Y es que allí se llegó al acuerdo entre Urbanismo y Alzahara de incidir algo más en esos espacios en materia de visitas informativas. «Había sitios que llegaban a tener hasta tres filas en paralelo de veladores, y eso se está corrigiendo», explicó el presidente de la Federación, José Rojas.

Lo cierto es que Hostecor viene advirtiendo desde hace semanas que el tiempo otoñal puede aparecer en cualquier momento —como de hecho ocurrió a finales de septiembre y principios de octubre— y eso conlleva el incumplimiento de una parte sustancial de la Ordenanza: La que prohíbe los anclajes fijos y los entoldados. En aquellos días fríos y de lluvia, hubo hosteleros que se atrevieron a sacar a la calle sus cerramientos, «y tuvimos que ser nosotros mismos quienes les avisamos de que no estaba permitido», apuntó su secretario general, Antonio Álvarez.

La hostelería se pone las pilas

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