Usted es tonto
Si usted dispusiera de una tarjeta «B» de Caja Madrid, no la usaría porque usted es honrado. Si pudiera robar impunemente miles de millones en Cataluña o Andalucía, su honradez natural paralizaría esa mano pecadora, y con ella en el corazón respondería a la voz de su conciencia: ¿a ti te molesta que se robe o no tener la oportunidad de robar? Yo, en cambio, soy honrado por accidente, pero en cuanto llegue a la política pondré remedio a tanta virtud robando con fruición, robando sin cuento ni descanso, porque en treinta años padeciendo a personas como yo PP y PSOE no han movido un dedo para evitarme.
Usted, querido amigo, va a pagar mis mariscadas y mis coches de lujo con su esfuerzo, como ha hecho durante décadas. Piense en ello mañana, cuando suene el despertador para ir al trabajo, cuando esté en el andamio o con un paciente en la mesa de operaciones; porque en ese preciso momento usted no es honrado, es tonto, y si presta atención verá fluir el fruto de su trabajo hacia mi cuenta numerada de las Islas Caimán.
Le pido disculpas por vestirle de limpio; comprenda este lamento de otro tonto que ni siquiera tiene el consuelo de creerse las mentiras de Podemos. Pero se lo advierto: no me vote, porque el sistema continúa intacto después de tanto ladrón, tanto tonto y tanto lamento.