Un pobre Lucena cae ante el Linense
El peor Lucena que haya pasado por La Línea en el medio siglo de vida de éste se empeñó ayer en hacer buena la estadística que le señala como el peor visitante del grupo IV de Segunda B. Cayó por 2-0 a manos de la Balona en un encuentro sin chispa en el que pudo llevarse una goleada de haber demostrado los de casa más voracidad o no haber estado su portero, Javi López, tan certero.
Cosas del fútbol los aracelitanos se ganaron el derecho a volver a casa lamentando sus dos únicas ocasiones, una en cada tiempo, tan claras que pudieron cambiar el rumbo de los acontecimientos. Al final, tropiezo claro de los de Juan Arsenal, que no logran romper su mala dinámica de resultados ni su sequía goleadora, que se prolonga desde el duelo ante el San Roque.
El partido sólo tuvo un dueño: el conjunto de casa. Y es que los linenses tuvieron enfrente a un Lucena extremadamente blandito, sin argumentos, sin contundencia. Un desastre en el apartado defensivo. Un equipo que se asoma peligrosamente a la zona baja de la clasificación. Al Linense le bastaba con dejarse llevar por la inercia del partido. Ya en los minutos tres y cuatro lo intento Juampe, como Fall y Canario más delante. Pero sin acierto.
En el ecuador del primer acto llegó el primer gran sobresalto para los de casa. Domingo, de largo el mejor de los lucentinos, aprovechó el enésimo despiste defensivo de la Balona en un córner para cabecear con enorme potencia, pero el larguero vomitó el esférico.
El partido se fue al punto muerto hasta que Canario salió del ostracismo y mandó un balón en velocidad a Copi, que sujetó bien con el cuerpo al defensa que le encimaba y largó un chupinazo que se coló justo por donde estaba el portero. Antes del intermedio, Fall tuvo la sentencia en su mano, pero no atinó.
La segunda parte comenzó con la misma tónica, con el mismo dominador, pero aún con menos chispa. Hasta que Juampe inventó un pase a Fall que, ésta vez sí, atinó con el marco ante la desesperada salida del portero (2-0).
Con el marcador adverso, el juego se enmadejó aún más con el carrusel de cambios y Poley soltó otro testarazo que olía a gol. Mateo sacó una mano abajo de porterazo. Y fue el punto final. Lo que quedaba no era más que un mero trámite.
