Gratitudes
«Es de bien nacido el ser agradecido». Esta frase me ha dejado pensativo, porque en principio me cuestiona y zarandea ante tanta grandeza percibida, y sin apenas darnos cuenta vamos pasando nuestra existencia sin percatarnos de esta realidad. Pedimos cosas de las que carecemos: salud, cordura, superación, bienestar para los seres queridos, seguridad en el trabajo, crecimiento de nuestros haberes económicos y un largo etcétera, que pudieran completar, al menos, parte de una felicidad que todo ser añora y desea. No en cambio disponemos de la misma actitud en cuanto a las gratitudes recibidas a lo largo de nuestras vidas. Pareciera como si todo lo bueno nos perteneciera, y solo mostramos nuestros intereses en aquellas peticiones que halagan y embellecen y nos facilitan felicidad.
Ser agradecidos nos llama a la exaltación de las cosas, además de expresar nuestros sentimientos de gratitud por ellas. Lo contrario sería vivir egoístamente y esclavizados ante el bienestar exclusivo, farsante y totalizante.
Sabido es que el hombre nació para el amor, felicidad última, pero en su camino hallará partes de dolor humano, incluso en aquellos que ama. Por ello, no perdamos la calma y sensación hasta esta virtud del agradecimiento, correspondiendo así, a un bienestar también deseado y justo.
Seguir hablando de la felicidad nos llevaría demasiado tiempo. Quedémonos, pues, con estas pinceladas o recomendaciones que hagan vernos cómo somos y debemos ser en el futuro.