Xisco rescata un punto en el debut de Djukic
LOS banquillos también suman puntos en el fútbol actual. El Córdoba CF salvó ayer un punto ante la Real Sociedad (1-1) gracias al cambio táctico de Djukic y la aportación de los jugadores que saltaron al campo en la segunda mitad, tras un primer acto horrible en el que no se notó el relevo en el timón. Sin embargo, la variante del 4-4-2 y la última media hora, ya con Xisco, Abel y José Carlos sobre el campo, dejaron leves motivos para la esperanza si confirma en el futuro estos síntomas.
El bloque cordobesista por fin plantó cara de verdad a un rival de Primera. Especialmente en la segunda mitad. El equipo sufrió menos en defensa, pero le costó mucho generar fútbol hasta el tramo final del encuentro. El punto hizo justicia, ya que los dos contendientes dejaron signos claros de que no están precisamente en su mejor estado. Ninguno mereció la victoria y Xisco rescató un punto al igualar la diana inicial de Iñigo Martínez.
La era Miroslav Djukic arrancó como la misma línea de mala digestión que acabó la de Albert Ferrer. Mismo dibujo, similares ideas futbolísticas y pocos retoques en la alineación inicial. Los anunciados de Campabadal (Gunino) y Pantic (Deivid) más el regreso de Ekeng (Rossi) como acompañante de Luso en el doble pivote. Movimientos con efecto gaseosa. Jagoba Arrasate, que se jugaba el puesto, lo hizo con su mejor ataque: Vela, Canales, Chory Castro y Finnbogason.
El Córdoba salió con brío en los primeros diez minutos, pero se diluyó rápidamente. Pisó más campo contrario de entrada. Poco más. Apenas un sueño inicial. Porque tampoco encontró el desequilibrio necesario en la zona de finalización. Ni siquiera generó peligro. La Real se fue sintiendo más cómoda en El Arcángel. Sin alardes. Otro equipo plano y demasiado nervioso.
Con Djukic, el conjunto blanquiverde evidenció los mismos problemas de generación de fútbol en la medular que le hace imposible llegar con continuidad y claridad arriba. Los centrales y los pivotes abusaron del balón en largo para paliar las notables carencias creativas en la primera mitad. Así es imposible que Ghilas entre en juego. Y lo más grave es que tampoco da sensación de mejoría defensiva. Apenas le hizo falta nada al bloque vasco para adelantarse en el marcador. Una falta lateral tocada rasita por Canales la empujó Iñigo Martínez solo en el segundo poste (0-1, minuto 21).
A partir del gol visitante, el nublado se hizo más grande aún. Fede Cartabia lo intentaba, pero sin desborde. De hecho, el Córdoba se marchó a los vestuarios sin haber realizado ni un disparo a la portería de Zubikarai. Ni una sola ocasión que echarse a la boca. Nadie diría que Ferrer había dejado el banquillo a Djukic si no hubiera sido porque en un par de córneres y dos faltas laterales se notó que el equipo había ensayado por fin las acciones a balón parado. El mejor aval para soñar con algo era que la Real estaba siendo tan pobre como los blanquiverdes.
Djukic decidió que ya había visto bastante mediocridad en la primera mitad y movió piezas para intentar cambiar el lamentable rumbo del duelo. Entró Xisco por Borja García en el intermedio. Un cambio táctico para la segunda mitad. Del 4-2-3-1 al 4-4-2. Para abusar del pelotazo, mejor que el balear estuviese sobre el campo para bajar balones y buscar el peligro con Cartabia y Fidel como receptores de la segunda jugada. Sin embargo, con la entrada de Abel Gómez por Ekeng, el Córdoba ganó el balón. Y por ahí todo es más fácil
Y eso que el inicio del segundo acto no invitó al optimismo. Del Cerro señaló fuera del área un posible penalti por derribo de Fidel a Carlos Vela (m. 51). Incluso, una mala cesión de Iñigo López (m. 56) pudo acabar con el 0-2. El conjunto local pasó el bache como pudo. Lo mejor estaba por llegar. Fue la última media hora. Muy poquito, pero una tímida reacción para seguir soñando.
El Arcángel, por ejemplo, se echó las manos a la cara antes de la inexplicable ocasión fallada por Xisco (m. 62). No remató en línea una asistencia de Fidel. Fue un punto de inflexión. Abel mejoró la circulación del balón. Ya se jugaba en campo rival. También porque la Real, con mucho miedo, dio dos pasos atrás. Apareció también Ghilas para asustar. Todavía faltaba un paso en los metros finales. No llegaba, pero había otras sensaciones. El cambio ahora sí era evidente.
Xisco rescató un punto para el Córdoba empujando un trallazo de Fede Cartabia rechazado por el poste. Un empate con un valor más simbólico que real. Eso sí, el Córdoba tiene un motivo al que aferrarse: en la última media hora por fin fue superior a un rival de Primera. Sigue en descenso, pero escala dos posiciones. El debut de Djukic, al menos en la segunda mitad, supuso un punto de esperanza.