TRIBUNA ABIERTA

TREINTA AÑOS DE PROTECCIÓN

JOSÉ ANTONIO y torres esquivias

Un 25 de octubre de 1984, el Parlamento aprobaba una ley que protegía a las lagunas del sur de Córdoba

EL 25 de octubre se cumple el trigésimo aniversario de la protección de las lagunas del sur de Córdoba. Este día de 1984, un pequeño grupo de jóvenes universitarios cordobeses, vimos recompensado el esfuerzo de 10 años de trabajos y desvelos. Habíamos conseguido que el Parlamento promulgara una Ley que declaraba Reservas Integrales a las lagunas de Zóñar, Amarga, Rincón, Salobral, Tíscar y Jarales, y eso, nos hizo muy felices.

Para nosotros, la aventura había comenzado en 1974, ya que fue entonces cuando comenzamos a conocer estos humedales, y desde ese año, veníamos intentando frenar su paulatina degradación. Habíamos visto como se incendiaban sus cañaverales, se masacraban las aves que poblaban sus aguas, se labraban sus orillas, eran el principal punto de vertido de escombros y basuras, y sus aguas se extraían o desviaban para distintos usos sin el menor reparo. Se encontraban sentenciadas, y desgraciadamente era a muerte.

Nunca aceptamos la progresiva desaparición de unos ecosistemas únicos, que por su belleza y valores ambientales merecían protección. Desde el principio, nos preguntábamos como era posible que nadie se preocupara de su conservación, y sobre todo, por qué la Administración, no cumplía con la obligación que tenía, de velar por los que eran destacados elementos del Patrimonio Natural de todos.

Ante la envergadura del desastre, decidimos actuar. En primer lugar mediante la publicación de numerosos trabajos que también fueron presentados a diversas autoridades mediante entrevistas personales. Pero pronto comprobamos que nos hacían poco caso, y por ello, organizamos una asociación, «Amigos de la Malvasía», que en poco tiempo reunió a más de 2.000 socios. La solidaridad de muchos, consiguió en poco tiempo cambiar la situación inicial, y aunque aún tuvimos que superar complicados momentos, en los que fuimos hasta amenazados de muerte, todo se fue resolviendo, sobre todo, cuando para convencer a los más reticentes, tuvimos que comprar una de las lagunas para evitar su desecación.

Fueron casi diez años de grandes esfuerzos, pero el trabajo y la dedicación de unos pocos, había conseguido cambiar el destino de unos espacios que el 26 de octubre de 1984 amanecieron ya protegidos por una Ley específica para ellos. Un nuevo tiempo nació ese día para las lagunas del sur de Córdoba, y ya con la colaboración de otras muchas personas me tocó también pilotarlo. Cuando se analiza su situación 30 años más tarde, todo parece indicar que se consiguió cambiar el rumbo hacia otro mucho más positivo. Ya nadie puede alterar tan importantes ecosistemas sin sentir el peso de la Ley sobre sus espaldas, y las mejoras realizadas son evidentes.

Al cumplirse ahora 30 años de tan singular acontecimiento quiero aprovechar la ocasión para recordar y agradecer una vez más, la dedicación y esfuerzo de los numerosos compañeros que me acompañaron antes y después, en esta singular aventura que fue y es de todos.

TREINTA AÑOS DE PROTECCIÓN

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