La noche que Luis Enrique humilló al Barça

La noche que Luis Enrique humilló al Barça EFE

RUBÉN CAÑIZARES

El hoy entrenador azulgrana regresa al césped en el que hace 20 años, vestido de blanco, contribuyó al histórico 5-0

Hubo un tiempo, exactamente el primer lustro de la década los noventa, en el que Luis Enrique salía vestido de blanco en los cromos, aunque él reniegue de aquello. Desde la temporada 90-91 hasta la 94-95, el asturiano defendió como pocos el escudo y la camiseta del Real Madrid. Cierto es que con el «Dream Team» de Cruyff en pleno apogeo, el asturiano no tuvo la oportunidad de disfrutar de muchos éxitos con la elástica merengue, pero uno de esas pocas alegrías se la llevó, precisamente, contra su venerado Barcelona. Fue hace casi 20 años, el 7 de enero de 1995. Con un día de retraso, los Reyes Magos les trajeron a los 100.000 hinchas blancos presentes en el Santiago Bernabéu el mejor regalo posible: un doloroso 5-0 al eterno rival que daba un portazo a la manita culé de Romario y compañía sufrida justo un año antes. Aquella mágica noche de invierno en Concha Espina, tres goles de Zamorano, otro de Amavisca y uno, precisamente, de Luis Enrique pusieron fin a uno de los mejores ciclos de la historia del Barcelona.

«Fue un serio correctivo. Uno de los peores días de mi carrera deportiva que me gustaría borrar de mi memoria», asegura Sergi Barjuán a ABC, uno de los titulares en aquel nefasto partido en la capital de España. «Una derrota difícil de digerir», nos cuenta Miguel Ángel Nadal, otro de los culés presente en esa aciaga noche para el barcelonismo. El conjunto azulgrana, tras levantar cuatro Ligas consecutivas y una Champions recibió un varapalo histórico en mayo de 1994 al perder la final de la Copa de Europa en Atenas ante el Milán por un contundente 4-0. Fue el inicio del fin del «Dream Team». Siete meses después, el Madrid de Luis Enrique le puso la puntilla con otra paliza inolvidable: «Fue un golpe que conmocionó al club y a la afición», sentencia el mítico «Charly» Rexach, segundo entrenador del Barcelona por entonces.

«Día grandioso»

La temporada del 5-0 siempre será recordada en la parroquia blanca por el buen juego desplegado por el equipo. Los ingredientes no pudieron mezclar mejor: a las buenas maneras de Jorge Valdano desde el banquillo, se le unieron el talento de Laudrup, Milla y Martín Vázquez, el gen goleador de Zamorano y Raúl y la garra y la intensidad Luis Enrique y Amavisca: «Ganar al máximo rival y por esa diferencia es lo máximo. Es uno de los partidos más especiales de mi carrera deportiva», dice el de Laredo a este periódico.

Muy temprano, a los cinco minutos de juego, el Madrid rompió el encuentro con un tanto del hoy arruinado «Bam Bam» Zamorano. El chileno haría el segundo y el tercero antes del descanso y Stoichkov se borraría de la circulación tras una criminal entrada sobre Quique Sánchez Flores. Con uno menos, en la segunda mitad se completaría la manita: «El cuarto lo marca Luis Enrique tras una jugada mía. Recuerdo que lo celebró con mucha emoción», asegura Martín Vázquez. Y así fue. «Lucho» se recorrió toda la línea de fondo hasta el córner gritando «¡toma!» varias veces mientras enseñaba orgulloso su camiseta blanca. Sí, esa que nada más tomar el puente aéreo dejó de existir en su memoria.

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