Antonio Banderas: «Nada en mi vida ha sido un camino de rosas»
Antonio Banderas asume el Goya de Honor que recibirá el próximo 8 de febrero como «una recompensa y un estímulo». Recompensa a una carrera de más de tres décadas y estímulo para seguir perseverando en sus múltiples facetas de actor, director y productor. A sus 54 años (es el más joven en recibir esta distinción), no le importa echar la vista atrás, pero puede presumir de lo mucho que tiene por delante.
«He asumido riesgos profundos», recordaba ayer, en la sede de la Academia de Cine, como «venir a Madrid, marcharme a Estados Unidos cuando no había una tradición clara». Banderas se lanzaba a explorar territorio desconocido. «He puesto mi granito de arena. El de haber roto esa barrera que parecía imposible». Una apuesta que valió la pena. «Las cosas que me han pasado en mi vida, la gente a la que he conocido... Todo forma parte de un sueño del que, a veces, pienso que voy a despertar». Un sueño no exento de sinsabores: «Nada en mi vida ha sido un camino de rosas. Ha sido de hormiguita. A veces me he sentido muy solo», confesaba.
El Goya de Honor abre al malagueño una puerta a la nostalgia pero, ocupado como está en numerosos proyectos, no se recrea en el pasado. «Me apetece no abandonar el cine americano, pero sí quiero implicarme mucho más en el cine español. Básicamente, en la dirección y la producción», avanza. Tiene terminados tres guiones y busca el tiempo necesario para rodar alguno. Tarea complicada: rueda en Santander «Altamira», sobre el descubrimiento de las pinturas rupestres; presta su voz a una cinta infantil; y tiene pendientes de estreno «Autómata», de la que es productor, «Los 33» y «Knight of cups».
El 8 de febrero, avisa, lanzará «un mensaje de optimismo». No concibe la vida y su trabajo de otra forma. «Los americanos dicen: “No guts, no glory”. “Sin narices no hay gloria”. Ahí está quizás el secreto de mi profesión. No me voy a rendir», proclamaba recordando cierto fiasco en su carrera. ¿En qué basa su férreo optimismo? «En el capital humano que manejamos. Lo que no podemos es terminar justificándonos en las cosas que nos hacen». Para las nuevas generaciones deja una declaración de intenciones: «Hay una palabra que funciona, y es amor, amor por aquello que haces. Lo hermoso está entre acción y corten. Que se enganchen a la esencia de lo que significa esta profesión».