fiesta del custodio

El padre del día de San Rafael

José de Valdecañas, capitular en el siglo XVII, es el gran impulsor de la devoción por el arcángel

El padre del día de San Rafael ARCHIVO

JESÚS CABRERA

Poco, muy poco, es lo que se sabe de la figura de José de Valdecañas y Herrera, un destacado personaje de la Córdoba de mediados del siglo XVII que puso las bases para el auge que con el paso del tiempo adquiriría la devoción al arcángel San Rafael. Toda la información que de él ha llegado hasta nosotros está relacionada con el custodio de Córdoba y con las acciones que llevó a cabo para divulgar su devoción.

El origen de todo esto está en la peste bubónica que asoló Andalucía, Levante y Aragón en los meses centrales de 1649. Como ejemplo de su virulencia está el dato de que en Sevilla su población se vio reducida a la mitad. Por contra, en Córdoba las víctimas fueron muy pocas y los efectos de la epidemia cesaron con las rogativas a San Rafael organizadas por el Ayuntamiento. Uno de los capitulares, José de Valdecañas, propuso en la sesión del 1 de octubre de ese año que se solicitase al obispo que se declarase festivo el 7 de mayo, fecha de la aparición al padre Roelas, en señal de agradecimiento por el cese de la enfermedad, solicitud que concedió Inocencio X con el decreto «Concedetur ut petitur», y que así se mantuvo hasta 1970, en que fue barrida por el nuevo calendario litúrgico universal. El 24 de octubre es, actualmente, el heredero legal de esa fiesta.

Para conmemorar la celebración por primera vez de esta nueva festividad, en la primavera de 1651 se organizaron procesiones, octavarios, fiestas de toros y cañas, luminarias y fuegos de artificio. También se celebró una justa literaria en la que, curiosamente, participó el pintor Antonio del Castillo con un poema que fue premiado con una salvilla de plata. En una fiesta dedicada a San Rafael por los jesuitas, el padre Juan Bautista Caballero propuso la erección de una estatua a San Rafael en el Puente Romano, el único existente entonces en la ciudad. La imagen fue tallada por Bernabé Gómez del Río y de ella se conserva un boceto realizado por Antonio del Castillo. En su base se puede leer que su erección se hizo «con gran solicitud de don José de Valdecañas y Herrera».

En 1652 prosiguió este caballero veinticuatro con sus trabajos en favor de San Rafael. Así, recogió limosnas para adquirir la casa en que vivió Andrés de las Roelas en la calle que lleva su nombre para levantar una capilla al custodio en el lugar de su aparición. Hasta el último de sus días se esforzó por recaudar dinero puerta a puerta para la construcción de este templo, que se paralizó a su fallecimiento, ya que nadie heredó el celo de Valdecañas, y los muros quedaron sólo con una vara de altura.

En este año de 1652 hubo otros acontecimientos notables. Este capitular propuso al Ayuntamiento que se colocase un cuadro de San Rafael de Antonio del Castillo «en la antesala donde se celebran los cabildos» y que actualmente se encuentra junto a la puerta del salón de Plenos. Este lienzo fija la iconografía pictórica del arcángel y en los siglos sucesivos fue reproducido hasta la saciedad en grabados y litografías, al ser aceptado de buen grado por la devoción popular. Para que no quede duda, en la parte baja se lee la inscripción latina que traducida dice: «Por los votos y solicitud de don José de Valdecañas y Herrera, veinticuatro de Córdoba, Antonio del Castillo lo pintó en el año 1652».

De forma paralela, el edil emprendió una investigación para encontrar los restos mortales de Andrés de las Roelas en la iglesia de San Roque y en el asilo del Buen Pastor, aunque no dieron el resultado previsto. En este tiempo, promovió la edición de un libro que recogiese «las fiestas eclesiásticas y seculares» celebradas en Córdoba con motivo del primer 7 de mayo festivo, escrito por Pedro Messía de la Cerda.

Por último, y entre otras muchas acciones, Valdecañas logró que en 1655 se aprobarán las primeras constituciones de la Cofradía de San Rafael, en cuya primera página aparece una magnífica vitela del arcángel pintada por Del Castillo. En este último año se funda el convento de Capuchinas que se intitula de San Rafael y tres años más tarde pinta Juan de Valdés Leal el retablo del Carmen Calzado, en el que introduce la figura del custodio y en 1664 se coloca la imagen del arcángel en lo alto del campanario de la Catedral. De este modo, en poco más de una década la presencia de San Rafael adquiere un protagonismo destacado en el paisaje de la ciudad y en la vida de los cordobeses, algo de lo que hay que responsabilizar directamente a Valdecañas y al empeño que puso en esta empresa que aún sigue viva.

El padre del día de San Rafael

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