CICLISMO
Un Tour que se parece a la Vuelta
Froome pone en duda su concurso por el exceso de montaña y la falta de contrarreloj
Se presentó el Tour 2015 y su trazado concitó fuerte división de opiniones. No fue la habitual disección de intereses y puertos, sino una fractura entre partidarios y detractores. Un Tour que copia a la Vuelta, lleno de montañas, repechos y finales explosivos, y carente de contrarreloj. El menor metraje en esta modalidad individual desde hace medio siglo (14 kilómetros el primer día en un prólogo singular en Utrecht). El paraíso para los escaladores, como Contador o Quintana, como los jóvenes franceses que epataron en el último Tour. Una bofetada en el rostro para Chris Froome, el ganador de 2013, que ayer mismo puso en cuarentena su concurso a falta de un terreno donde marcar la diferencia. Piensa en el Giro y en la Vuelta, no en el Tour, dijo enrabietado.
Hay montaña por doquier ya en la primera semana (colinas severas como el muro belga de Huy o el muro de Bretaña), criterio selectivo en los adoquines de Seraing y Cambrai (trece kilómetros en siete sectores) y en las bonificaciones en la meta que regresan después de años de olvido (10, 6 y 4 segundos). Y después, montaña y más montaña en la segunda y tercera semana, con la inclusión de Plateau de Beille, Mende (en recuerdo de Jalabert), Alpe d’Huez y sus 21 curvas, y la estación de Pra Loup, sede del mayor desfallecimiento de Eddy Merckx en el Tour que perdió en 1975. Una contrarreloj por equipos en Plumelec (28 kilómetros) dividirá la carrera, aunque no parece territorio decisivo ante tanta cumbre.
«Es un Tour que me gusta, más duro que los últimos años y que me exigirá recuperar bien tras el Giro de Italia, pero lo voy a preparar a tope», dice Contador, que tendrá 34 días de separación y recuperación entre el Giro y el Tour. Pero, sobre todo, agrada a los franceses, a sus jóvenes cachorros Pinot, Barguil o Bardet, todos escaladores. Francia no gana el Tour desde 1985, el quinto de Hinault. Treinta años.