Comercio amigo

JAVIER TOLEDANO VENTOSA

Primero, los «vecinos amigos», aquellos que reciben a los voluntarios puerta a puerta de la ANC y responden a su cuestionario. Ahora es el turno del «comercio amigo», que se anuncia en su escaparate con un cartel que facilita dicha entidad. El mecanismo recuerda al pasaje del libro del Éxodo de la Biblia, donde los ángeles marcan con sangre del cordero sacrificado las puertas de los hijos de Israel que se librarán de las terribles plagas. Es un marcaje en positivo, pero que a su vez señala, por defecto, al comerciante que no se aviene a colocar el distintivo en su establecimiento. De lo que se deduce que «no es amigo». Pueden parecer actos inocuos, sin relevancia, pero establecen una dinámica nueva, y nada deseable, en la convivencia cotidiana a pie de calle, que ahonda más si cabe en la fractura social que vivimos en Cataluña.

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