PRIMERA PLANA

OTRA RONDA DE... SANCIONES

BALTASAR LÓPEZ

Es plausible que Capitulares multe a las terrazas que no cumplan la ordenanza, pero más colectivos merecen idéntico trato

El Ayuntamiento anunció en mayo que, tras inspeccionar 265 terrazas y darles un plazo para solventar irregularidades, iba a empezar a multar y le di menos credibilidad que al currículo del pequeño Nicolás. Porque tradicionalmente nuestros gobiernos municipales han sido de sancionar más bien poco. Baste recordar que el PGOU de 2001 aprobó regularizar, al menos, unas 4.500 casas de nada construidas al margen de la norma y que hoy se contabilizan otras 3.600 viviendas ilegales más no reconducibles. Y es que la contribución de Córdoba a la historia de España no se quedó en la convivencia de las tres culturas en la época omeya. Nosotros inventamos el zapaterismo antes que el mismísimo Zapatero. Esta ciudad está impregnada de esa idea buenista de que todo se arregla con diálogo y educando al ciudadano. Y eso está muy bien. Pero falla muchas veces.

Porque, parafraseando a Hobbes, el hombre es un velador para el hombre y hay hosteleros que necesitan controles para que no conviertan la capital en una terraza de 1.255 kilómetros cuadrados. Cuando ya había rajado de la supervisión municipal, me llevé un zas en toda la boca. La Policía Local empezó este fin de semana a cortar la barra libre de veladores. Tramitó diez denuncias en ese bar a cielo abierto que es la avenida de Barcelona. Los incumplimientos de la ordenanza han sido muy diversos: desde los más graves —montar mesas y sillas sin licencia— hasta cosas de perogrullo —no mostrar el plano con la zona autorizada para terraza—.

Y el hito histórico de estas multas —los sancionados tienen en sus manos un incunable— demuestra que las medidas punitivas son necesarias. Porque en la avenida de Barcelona ya hubo a principios de año veinte inspecciones. Pero se ve que parte de los dueños de los locales apuntaron las irregularidades de las que les advirtieron en una servilleta de papel que acabó con las demás en el cubo de la basura.

No se trata de perjudicar al sector hostelero —vital para nuestra economía—, pero sí de poner límites, y cumplirlos, para que la vía pública no se alfombre de mesas, sillas, parasoles... o para que los ciudadanos con un velador bajo sus pisos tengan la fiesta [del descanso] en paz. Tampoco serán necesarias muchas multas para contener la invasión de las terrazas. El boca a boca funcionará y serán los propietarios de los negocios los que frenen al hambriento míster Hyde que llevamos dentro —que levante la mano el que, al menos, no haya tenido la tentación de preguntar al camarero si no podía montar una mesita más, diga lo que diga la norma—. Hay que dar un aplauso al gobierno local por esta medida. Sólo uno. Porque hace falta que sirva más rondas de sanciones: a los animales que nunca recogen la caca de sus perros; a los que asfaltan Córdoba a base de bolsas de patatas, folletos de publicidad...

OTRA RONDA DE... SANCIONES

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