Diálogo con Artur Mas

La presidenta de la Junta de Andalucía ha dicho con la boca grande «que no comparte el reconocimiento de la soberanía de Cataluña...». Estaríamos hasta las narices si hubiese dicho lo contrario; es de todos conocido, menos los agoreros y esotéricos profetas, que los hay, en esa provincia catalana y española engañando al más pintado del resto de nuestros compatriotas, por lo tanto sería de risa que esta señora dijera lo contrario como si hubiese sido una encantadora de serpientes.

También ha proliferado en sus manifestaciones que «en Cataluña hay que convencer y no vencer». A estos catalanes no se les puede convencer con réplicas sustentadas como ha sido siempre. La pela es la pela, como me dijo en su día un prolijo catalán, empresario y hombre de buenas conductas. Pero he aquí que con estos actuales sujetos no vale el diálogo que no sea el de la obcecación y enajenamiento mental en que están metidos estos salvapatrias.

Aquí hubo reuniones y diálogos de todo tipo. Señora presidenta, ¿olvida que el

presidente del Gobierno y demás presidentes no han intervenido por activa y por pasiva con estos extraños y gobernantes políticos? Por un lado veo su ignorancia y desconocimiento de parte de estos avispados en esta trama absurda, o es que su buenhomía resopla por otros derroteros.

Con esto de la consulta separatista hay que ser más contundente y no dar pábulo a quien se adosa a la mendacidad, engaño y cuentos chinos, que de esto ya estamos el resto de los españoles hartos, muy hartos. Hay un refrán, por cierto muy verdadero, que dice: «A río revuelto ganancia de pescadores».

La perdiz ya está mareada, cocinada y preparada para comer. En todo esta tela de araña, por cierto muy bien tejida y cebada por todo tipo de opiniones de este reino de Taifas con un desconcierto enorme, nadie pone el acento en la letra magna de nuestra Constitución. Los demás reinos de Taifas están al acecho, su vigilia es permanente, perseverando con el tiempo como si fuesen lacayos de aquel califa cordobés, Hisham II. Estamos jugando al juego de tronos e incluso nos permitimos risotadas en todos los lenguajes patrios; la gravedad de este guirigay nos puede llevar a terrenos movedizos llenos de fango y de detritos de todas las categorías.