Los langostinos se le pueden indigestar a UGT
La fiscalía anticorrupción acaba de solicitar la imputación de los anteriores secretarios de UGT-A, Manuel Pastrana y Francisco Fernández Sevilla, por el caso de las facturas falsas, los fraudes en los cursos de formación y el uso indebido de subvenciones públicas. Se trata, nada más y nada menos, de la posibilidad de que dos máximos dirigentes del sindicato en Andalucía se puedan sentar en el banquillo.
UGT-A no solo sufragaba sus gastos corrientes con cargo a subvenciones públicas, sino que falseaba facturas ocultando el verdadero concepto del gasto, que en muchas ocasiones se debía a suculentas comidas bien surtidas de marisco. Ahora parece que también metían la mano en los cursos de formación ¡Resulta curioso que todo el escándalo sindical se haya descubierto por esa ansia depredadora que el sindicalista tiene con el langostino! Así como al mafioso se le coge por sus signos externos de ostentación en coches de lujo, mansiones…, los diversos chanchullos sindicales han salido a la luz con motivo de ese exceso marisquero. Son de sobra conocidas las mariscadas en la caseta de UGT de la feria de Sevilla, así como frecuentes cenas y convites sindicales donde el marisco nunca escasea. A qué extremos llegaría la cosa que en una comida para 20 comensales celebrada en un conocido restaurante sevillano se consumieron, entre otras viandas, 30 raciones de langostinos ¡Que tíos, a ración y media por sindicalista! La factura importó 2.350 euros y la partida se reflejó como «gastos de negociación colectiva» ¡Mira que si al final de todo a UGT se le indigestan los langostinos!
