«Los premios son para Dios, sólo soy una herramienta»
El obispo Juan José Aguirre recibe el Premio Luz de Cóprdoba de Presencia Cristiana por su labor pastoral
El obispo de Bangassou, Juan José Aguirre, (Córdoba, 1954) recibió ayer el premio «Luz de Córdoba» de la Asociación Presencia Cristiana en una cena-homenaje, celebrada en vísperas de la celebración mundial del Domund. El prelado cordobés que llegó de la mano de la Congregación de los Misioneros Combonianos, se convirtió en obispo de esta zona de la República Centro Africana en el año 2000. La familia de Aguirre reconoció que a monseñor le hacía mucha ilusión recibirlo en su ciudad pero lo «lanza hacia el cielo porque es un instrumento en las manos de Dios. No son para él», aseguró su hermano Miguel.
Entre los proyectos de este misionero de a pie, la Fundación Bangassou que preside su hermano Miguel Aguirre se encarga entre otras cuestiones de más de diez dispensarios en la Diócesis que se ocupan de cualquier enfermo pero especialmente de la pediatría, así por ejemplo el dispensario de Bangondé (Bangassou) tiene una media de 200 consultas por día. Sin embargo, la zona hospitalaria de Bangui, donde médicos y cirujanos cordobeses han dedicado su tiempo a operar a los que menos tienen, fue arrasada hace ahora un año y medio. Los «seleka» arrancaron los colchones de las camas tirando al suelo a los enfermos, metieron en sacos las medicinas, entre ellas los antirretrovirales de los enfermos terminales de Sida y todo lo que había a su paso, menos el quirófano, porque al jefe de los saqueadores recordó que allí mismo unos médicos de España habían curado a su mujer y a su nieta. El resto fue totalmente destruido. Esta situación relatada hace unos meses a ABC por Aguirre parece que coge nuevo rumbo. La situación sigue complicada, pero hace un mes que llegaron los soldados de la Organización de las Naciones Unidades (ONU) para llevar a cabo labores de pacificación. Una labor que ya comenzó el obispo Juan José Aguirre con la creación de los comités de intermediación, que tal y como explica su hermano, «es una especie de reunión de notables de las distintas tribus para que los conflictos religiosos se diriman entre ellos. Por este ejemplo de asambleas se han interesado incluso observadores internacionales».
La ONU en Bangassou
La ONU llegó a mediados de septiembre, pero es ahora cuando están tomando posiciones, no solo en Bangui sino por todo el país intentando desarmar a todos los bandos para que los más de 1 millón de desplazados (de un país de 4 millones de habitantes) pueda empezar a volver a sus casas. Esta cuarta parte de la población, en su mayoría musulmana eran los que mantenían las transacciones y comercios, por lo que hoy por hoy es muy difícil encontrar productos de primera necesidad. «Se llevaron todos, hasta las semillas para plantar los campos y se espera una gran hambruna», ha denunciado Aguirre quien prepara junto con voluntarios de lafFundación varios contenedores de ayuda humanitaria para Bangassou.