Ocho siglos de cultura y retiro
Una exposición reúne en la Mezquita-Catedral los principales objetos artísticos de monasterios y cenobios de la capital a lo largo de siglos
Hay una Córdoba que, a pesar de sumar muchos siglos de antigüedad, permanece oculta. Es una Córdoba de gran «riqueza artística e histórica» que «desconocen casi todos los cordobeses» y la mayor parte de los visitantes que llegan cada año por centenares de miles a la ciudad. Con esta claridad se refirió ayer el alcalde, José Antonio Nieto, a la exposición «Córdoba, ciudad conventual», una muestra que vio ayer la luz y que se mantendrá abierta en la Catedral —sobre la ampliación de Almanzor— hasta el próximo 14 de enero. En total, ha incorporado 44 obras de diferentes artes procedentes de catorce conventos que plasman el recogimiento, el silencio y la historia cristiana iniciada tras la Reconquista.
El obispo, Demetrio Fernández, en calidad de anfitrión y cabeza de la Iglesia en Córdoba, fue el primer visitante de la muestra. Acompañado por el regidor, el prelado se detuvo delante del Crucificado de Santa Clara, una obra del siglo XVI del convento de Santa Cruz. Ésta no es tal vez la pieza de mayor valor artístico, tampoco la de más antigüedad, pero su posición de cabecera y el hecho de que monseñor Fernández se detuviera ante este Cristo la hicieron protagonista.
Tras el crucificado, una magnífica selección de obras de arte —esculturas, pinturas y manuscritos— se suceden a lo largo de la muestra. Merecen especial mención, por ejemplo, las piezas de José de Mora, como «San Francisco de Asís y San Agustín»; el Beato Posadas del antiguo convento de San Pablo; la Virgen del Consuelo, del Císter; y el lienzo de Santa Teresa.
Su selección, como puntualizaron tanto el alcalde como el obispo en sus respectivas alocuciones, tiene dos nombres propios, el del comisario, el carmelita descalzo fray Juan Dobado —actualmente en Sevilla— y el de la historiadora María Illescas, por su pormenorizado estudio de los conventos cordobeses.
Ocho siglos de historia, en líneas generales, que, como expresó el concejal de Patrimonio, Rafael Jaén, rescatan la historia conventual de la ciudad. El propio edil aludió así a la horquilla que hay entre el primer convento, el de San Pablo (fundado 1241) y el último, de las Esclavas del Sagrado Corazón (de 1951). Las obras de arte de estos cenobios «nos muestran una nueva imagen de Córdoba», en términos de la presidenta de la Diputación Provincial, María Luisa Ceballos.
Pero, ¿por qué ahora? Son muchos los motivos que han llevado al Ayuntamiento, la Diputación y el Cabildo Catedralicio a caminar de la mano para recopilar estás más de 40 piezas. Para empezar, no es casual que la inauguración se llevara a cabo un 15 de octubre, pues los promotores la han querido hacer coincidir con la festividad de Santa Teresa. Hay que recordar que estamos en Año Jubilar por el 500 aniversario del nacimiento de la santa de Ávila y una de las plumas cumbre de la literatura en español.
La celebración del Año Jubilar de Santa Teresa coincide además con otras efemérides de gran valor para la Iglesia y la ciudad. Así, el 775 aniversario de la consagración de la Catedral de Córdoba, el 30 aniversario de la declaración del monumento Patrimonio de la Humanidad y el 20 de la ciudad —su Casco Histórico— también como Patrimonio de la Humanidad. El alcalde aprovechó para reconocer al Cabildo «la labor impagable» para el mantenimiento del primer templo de la Diócesis.
Entre los invitados a esta «histórica» cita artística y cristiana destacó la presencia del presidente del grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad y alcalde de Alcalá de Henares, Javier Bello. Aparte de aplaudir la iniciativa, el representante de este bloque de ciudades al que pertenece Córdoba destacó el interés turístico que despierta una selección de nivel de lo que custodian los conventos cordobeses.