Bienaventurados sean los «cobayas» humanos

JOSÉ MEDINA PEDREGOSA

Periódicos, semanarios y revistas médicas están dando estos días noticias sobre el virus del ébola. Por ahora no existe vacuna contra este enfermedad contagiosa, aunque se están dando algunos retrovirales en personas afectadas por este virus que, según parece, por ahora los resultados están siendo esperanzadores. Multinacionales farmacéuticas están a la espera de encontrar una vacuna para esta enfermedad vírica y de contagio letal.

La historia está llena de personas que se expusieron para ensayos clínicos, bien en vacunas o en especialidades farmacéuticas para experimentar en ellos nuevos medicamentos. Estas multinacionales de la medicina pronto empezaran a estudiar y canalizar en sus compañías una vacuna para el virus del ébola.

Las revistas médicas, e incluso periódicos españoles han dado una noticia esperanzadora para la solución de esta enfermedad infecciosa; hay un primer «cobaya» que se ha prestado desinteresadamente para hacer un estudio clínico para buscar una solución que pueda evitar nuevos brotes de esta enfermedad. Nick Owen es el primer bienaventurado, cuyo ejemplo de valentía le han seguido 60 personas para este TC, muchos de ellos han sido compañeros de algunos fallecidos en África. La mayoría de las personas «cobayas» cobran grandes cantidades de dinero por estos trabajos, pero he aquí que estos bienaventurados, santos y altruistas humanos, no cobrarán nada, solamente piensan que su colaboración ayudará a miles de personas.

Hay que tener mucha valentía para inyectarse el virus del ébola y mucha sangre fría para meterse voluntariamente un virus que ellos mismos saben lo que puede ocurrir con este gesto «sobrenatural» que muchos, y yo soy uno de ellos, no tenemos. Hay que loar a Médicos Sin Fronteras por tener a estas personas en su ONG, que sin dudarlo se presentaron para hacer este estudio sin esperar nada a cambio, solamente su deseo de salvar vidas y evitar nuevos brotes de esta enfermedad contagiosa poniendo con ello sus vidas al límite y sin saber las consecuencias y efectos secundarios que puede acarrear esta aventura. La Organización Mundial de la Salud confía que esta vacuna, cuyo número de referencia clínica es ChAd3 esté disponible a principios del año que viene.

Uno de los virus más mortíferos del planeta desfila por la venas de los bienaventurados «cobayas» humanos más generosos del mundo. Al parecer su alegría es contagiosa con los médicos que experimentan en este ensayo, pero en su corriente sanguínea bulle uno de los virus más letales del mundo.

Bienaventurados sean los «cobayas» humanos

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