Almunia, otro varapaloEl comisario «español» que menos piensa en su país

Joaquín Almunia se va de Bruselas por la puerta grande. Antes de abandonar la Comisión Europea –donde aún se recuerda su papel durante una crisis financiera en la que interpretó el papel, muy patriótico, de azote de España–, Almunia deja cerrado un expediente contra algunas de las mayores compañías del Ibex-35, obligadas ahora a devolver ayudas y deducciones del Gobierno. Tras dejar a los astilleros españoles heridos de muerte, el vicepresidente comunitario y comisario de Competencia abandona su cargo con un último reajuste de cuentas. En Bruselas quizá cuelguen un retrato suyo, pero aquí, al natural, nadie lo va a olvidar tan fácilmente.