Coro Ziryab

Temporal de música y diversión

Temporal de música y diversión ARCHIVO

LUIS MIRANDA

Quizá algún alma aprensiva podría pensar que cualquier día el coro Ziryab tendrá un problema: habrá volado tan alto, sus propuestas habrán sido tan versátiles, su huida de las etiquetas tan ligera, que no podrá saltar por encima de su propia y larga sombra. De tanto y tan bueno como han hecho en veinte años, de pronto no quedará más camino que recorrer y habrá que andar por los caminos vulgares de la normalidad. Temores infundados, temblores de gente de poca fe.

Alérgico a las clasificaciones y a lo previsible, el coro Ziryab dejó el Teatro Góngora arrasado por un temporal de música y de aplausos, de diversión y de baile. La formación cordobesa presentó el fin de semana su nuevo espectáculo «Black. Una historia de música negra» y demostró que sus variadas y ricas voces pueden prepararse a la vez para el «Réquiem alemán» de Brahms, que harán dentro de poco, o para una elegante versión del «Sitting on the dock of the bay». «Black» cumplió con lo que se esperaba y puso en pie el Góngora con una exquisita combinación de ritmo, profundidad vocal y elegancia en los arreglos. «Sunny» fue el muy sutil aperitivo para un menú con todos los gustos posibles de la música negra.

En el siguiente se presentaron ya el complemento del coro para la cita: Ana de Lois y su banda, contundente y llena de fuerza, que se marcaron un enérgico «I feel good» y dieron paso a un noche llena en la que el público apenas pudo parar en los asientos.

«Black» fue una mezcla preparada con mimo en la que el respeto a las portentosas canciones originales dejaba sitio para la creatividad de la adaptación, y ahí tendrá algo que decir el director, Javier Sáenz-López. Por destacar se puede hablar del «Ain’t no mountain high enough», un estupendo diálogo entre Sergio Reina y Esperanza Delgado, una voz seductora que cautivó al público desde la primera nota con una enorme personalidad sobre el escenario. Elegante el «A natural woman» a cuatro voces y más que divertidas las versiones de góspel de «O happy day» y «Go down Moses». Tras el inevitable «Killing me softly», el concierto acabó en apoteosis con «I want you back» y «Lady Marmalade», llenas de energía y buen gusto.

Como un guiño a su propio carácter, el coro Ziryab acabó con una versión soul del «Aleluya» de Haendel y el público, ya puesto en pie hacía rato, les aclamó a voz en grito. Un magnífico bis con varios clásicos más, entre los que no faltó el contemporáneo «Rehab» de Amy Winehouse, cerró una noche de gran diversión, disfrute sonoro y cuenta atrás para esperar la siguiente genialidad.

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