DESDE MI RINCÓN
Algo bueno entre el fango
Las tarjetas de Bankia, la inmatriculación de la Mezquita... Cuando la política es un juego de tronos entre partidos los ciudadanos le damos la espalda
CONFIESO la falta de concreción de tema que me incite a reflexionar. Son muchas las noticias que nos llegan. Casi todas ellas para vergüenza de la sociedad en la que vivimos. Escoger una determinada es como dar categoría de normalidad a las demás, cosa a la que no estoy dispuesto.
Pensaba hablar del caos circulatorio en Córdoba en momentos y lugares puntuales. La manía de concentrar las reformas de cuatro años en los nueve meses previos a las elecciones, origina una serie de molestias que no se ven compensadas con mayor presencia de los agentes de tráfico en esos lugares y momentos. Si a eso unimos unos semáforos descoordinados sin que nadie sepa poner remedio, ya tenemos el lío formado cuando uno se abre y la salida se encuentra obturada por coches que están parados por otro que se cierra. Pensaba en esto, cuando me doy de bruces con los detalles de gastos de unas tarjetas manejadas por los consejeros y directivos de una entidad manipulada por políticos ¡Vergonzoso! Cuando el cinturón fiscal de los ciudadanos es apretado por el Estado hasta límites insoportables, el ejemplo que nos dan quienes manejan las poleas de ese Estado es algo que produce repugnancia. Máxime cuando los artistas de semejante despendole, siguen ocupando puestos en una administración que ella solita se desmorona. Pensando en ello estaba, cuando nos enteramos que la Junta de Andalucía, siguiendo las recomendaciones de varios grupos de la Cámara, quiere presentar recurso de inconstitucionalidad contra la Ley Hipotecaria, para declarar ilegal, entre otras cosas, la inmatriculación de la Mezquita Catedral de Córdoba. El disparo les sale por la culata, dando de lleno a quienes callaron y perdieron la oportunidad de enmendar errores, si procedía, durante los gobiernos del presidente Zapatero. Cuando la política se convierte en juego de tronos entre partidos, los ciudadanos nos alejamos de ella. ¿Es que alguien se extraña? No terminamos de digerir semejante noticia, cuando sabemos de las palabras del consejero de sanidad de la Comunidad de Madrid criticando a la enferma de «ébola» por haber ido a la peluquería tras la visita al hospital o culpándola de su enfermedad. Tampoco son asimilables las declaraciones de algunos políticos, afirmando que en la repatriación de españoles enfermos está la culpa del fallo sanitario ¡Cuanta incompetencia y torpeza en nuestros dirigentes!
Menos mal que una auxiliar de clínica que se ofreció voluntaria para atender a los españoles enfermos y que se juega la vida en una cama del hospital, aprovecha el momento en que recupera la conciencia para, dirigiéndose a sus compañeros y profesionales que jugándose la vida la atienden, decirles «venga, tranquilos, haced las cosas bien que no va a pasar nada» ¡Gracias Teresa!