Cárcel por aparcar en un plaza para discapacitados en Sevilla con una copia plastificada de la tarjeta de su mujer
Imponen una pena de seis meses de prisión a un sevillano que usó una copia de la tarjeta de su esposa para estacionar en una plaza para discapacitados y luego acudió con la original a recoger su coche retirado por la grúaç
La Fábrica de Moneda frustra el envío de 75.000 tarjetas de aparcamiento para discapacitados andaluces

Aparcar en los centros de las ciudades siempre ha constituido una lucha del hombre contra el espacio. Hay más coches que plazas y encontrar sitio en medio de la jungla de tráfico se convierte a menudo en un auténtico calvario. Pero cuidado con hacer trampas utilizando una copia de la tarjeta de un familiar para estacionar en lugares reservados a personas con movilidad reducida, porque le puede acabar costando una pena de un año o seis meses de prisión.
Es lo que le ha ocurrido a un vecino de Sevilla que decidió crear otra idéntica a la que tenía concedida su esposa a través de una reproducción fotoestática que incluso plastificó con la finalidad de «estacionar privilegiadamente su propio coche», según detalla la sentencia dictada el pasado 28 de septiembre por la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Sevilla.
El tribunal ha confirmado una resolución previa del Juzgado de lo Penal número 4 de Sevilla que le había impuesto una pena de seis meses de prisión y una multa de seis eurosdiarios durante medio año como autor de un delito de falsificación en documento oficial. El acusado recurrió la condena ante la Audiencia alegando que se había hecho una interpretación «nada objetiva de las pruebas», después de que el Juzgado diera credibilidad a la versión ofrecida por los policías locales que detectaron que la tarjeta que había dejado puesta en el salpicadero era falsa.
Los agentes detectaron el engaño
El condenado la colocó estratégicamente de modo que «quedara oculto el motivo de seguridad de la misma, el holograma anticopia», así como su número y fecha de validez «con la finalidad de eludir el control de autenticidad», relata la sentencia. Pero el acusado no contaba con la habilidad de los agentes que con «esfuerzo visual y corporal» habían logrado «detectar el engaño» y llamaron a la grúa para retirar el BMW de su propiedad.
El día que se presentó el dueño del coche en el depósito para recogerlo, iba de copiloto de su cónyuge, la verdadera titular de la tarjeta para personas con discapacidad. En el automóvil estaba expuesta la autorización original, en este caso con todas sus medidas de seguridad perfectamente visibles. En su descargo, el acusado aseguró que dejó el coche estacionado con la fotocopia porque no sabía que fuera delito y que, en realidad, su mujer no conducía, extremo que quedó desmentido cuando acudió al depósito con ella.
A la vista del doble «engaño», la Audiencia ratificó la pena. «Se trata de aparcamientos restringidos a personas con necesidades especiales y ocuparlos indebidamente perjudica además a los potenciales usuarios», concluye la sentencia.