Así vive la comuna hippie instalada en Cádiz: culto a la Madre Tierra, amor libre... y viagra

Así lo informaba la alcaldesa de la localidad, Olivia Benegas, a sus vecinos: «Estamos en contacto con la Guardia Civil y hoy domingo desde temprano con medio ambiente, el director del parque y el teniente de la Guardia Civil. Nos informan de que el asentamiento es ilegal, ya que se está acampando, se está haciendo fuego y se están vertiendo residuos, pronto esperamos darle una solución, os mantendremos informados», decía.

El lugar escogido por el grupo no es casual. Están en la Fuente Las 9 Pilas, un paraje al que se puede acceder a pie entre Benaocaz, a unos 40 minutos, y Ubrique pero lo suficientemente retirado que les permite cierta intimidad. La mayoría de ellos son extranjeros y al parecer se mueven de un lugar a otro dependiendo del ciclo lunar, por lo que se espera que se marchen en unos 28 días.

¿Qué es la familia Arcoiris, esta comunidad internacional de hippies que se han asentado ahora en la Sierra de Cádiz? Aseguran que llegan buscando la conexión con uno mismo y con la naturaleza. La paz, la armonía, la libertad y el respeto. Y la única norma, dicen, es que no hay normas. Es la Madre Tierra la que manda y a la que se le agradece lo que da y se le pide esa calma. La Pachamama. Todos somos hijos de esa misma 'deidad' y por eso se llaman 'hermanos' o 'hermanas'.

También promulgan el amor libre, en sus encuentros prohíben las drogas «duras», el alcohol o la carne. Nada de tecnología ni móviles. Permiten el nudismo de quien quiera practicarlo, el sexo al aire libre y en el último campamento que la Guardia Civil les desmanteló en España, en La Rioja, en el verano de 2021, decomisaron un «cargamento» de viagra. También había menores.

La luna marca sus encuentros y sus desplazamientos. Sus reuniones, como el que están celebrando ahora en la sierra gaditana, en los remontes de la Fuente las 9 Pilas, lo realizan de luna nueva a luna nueva, 28 días en los que, supuestamente, aseguran que es todo pacífico. Sin embargo, y aunque promueven el respeto a la naturaleza por encima de todo, no cumplen en este sentido con la ley. La acampada que están realizando es ilegal. No pueden acampar ni hacer fuego ni colocar sus instalaciones ni echar residuos es un lugar que está especialmente protegido como lo está el paraje que han elegido. Cualquier incendio en ese lugar puede tener efectos devastadores, por lo que están siendo especialmente vigilados por los agentes de la Guardia Civil quienes les están desmontando también las tiendas y demás enseres que colocan con el objetivo de que «terminen evacuando la zona».

Además se les está identificando a fin de proponerlos para sanción ya que están incumpliendo todas las normas que existen sobre asentamientos en espacios rurales protegidos.

Pero ellos, la mayoría extranjeros, siguen a lo suyo. Como focalizarse en el círculo central. El surco de piedras que disponen alrededor del fuego que encienden el primer día y que es «sagrado». En torno a él comen, bailan, realizan sus mantras, repiten sus cánticos y deciden aquello que supone cualquier cambio o novedad para el colectivo en asamblea. Practican otros rituales inspirados en las tribus nativas americanas, y su poder de convocatoria es bastante importante, pues han llegado a reunir a miles de personas.