Los Gómez Besser son de Jerez y llevan años volcados con esta causa

Tres hermanos cruzarán a nado el Estrecho para recaudar fondos para niños con DCA

En solo unas horas han cubierto el objetivo económico que se habían planteado para ayudar a cinco menores a través de Cáritas Diocesana y la Clínica Chárbel

Llevan varios meses con un entrenamiento específico

Elena Carmona

Tres hermanos de Jerez. Eduardo, Joaquín y Mariano han decidido cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar con la única intención de recaudar fondos para ofrecer tratamiento neurorehabilitador a cinco niños. Ellos son Dilan (4 años), Alba (4 años), David (4 años), Juan (5 años) y Lucía (2 años), que han sufrido daño cerebral adquirido (DCA). «Queremos que vuelvan a correr y a jugar con sus amigos, con la mayor calidad de vida posible», dicen los aventureros solidarios. La recaudación se destinará a financiar las Becas Ictus Infantil de Cáritas Diocesana y el Instituto Chárbel de Jerez.

Estos jóvenes han conseguido en poco más de 24 horas alcanzar y superar el objetivo económico que se habían marcado, a lo que se mostraron «profundamente agradecidos por la implicación de las personas en esta causa».

El reto se incluye dentro de la plataforma migranodearena.org , donde se cuenta quiénes son esos pequeños que contarán con los recursos para hacer frente al tratamiento. Porque como decía Eduardo Gómez Besser a ABC, «siempre hacemos todo lo posible porque ningún niño deje los tratamientos por cuestiones económicas ». Se trata de una locura que tiene su intención de obtener productividad para estos pequeños. Es una manera de «divulgar el programa que lleva a cabo Cáritas y el Instituto Chárbel de Jerez y de buscar fondos a la vez para estos pequeños».

El Proyecto Ictus Infantil 2019 de Cáritas Diocesana contempla el tratamiento de neurorrehabilitación de niños que han sufrido un ictus o daño cerebral adquirido (DCA) en el Instituto Chárbel de Neurorrehabilitación. Las becas se otorgan a niños de hasta 14 años con la enfermedad descrita, cuyas familias carecen de los recursos económicos suficientes para poder sufragar los gastos derivados del tratamiento.

Las historias

Estos pequeños tienen unas historias tremendas y son un ejemplo diario de superación. Alba tiene 4 años. En marzo de 2016, se cayó por la ventana desde la tercera planta de un piso. Sufrió politraumatismo craneoencefálico , edema pulmonar, rotura hepática y diferentes fracturas óseas. Pasó más de cuatro semanas en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz debatiéndose entre la vida y la muerte. Sus padres decidieron el día que salió del hospital que Alba tenía que luchar por recobrar mucho de lo que había perdido en el accidente. En ese momento comenzó un largo proceso de rehabilitación neuropsicológica en el Instituto Chárbel.

Tiene una afectación física, neurocognitiva, del lenguaje y la deglución severos y por eso recibe diversos tratamientos rehabilitadores. Los padres de Alba lideran campañas de crowdfunding social. Con lo que recaudan y la mitad de la beca que le ha concedido el Proyecto Ictus Infantil, Alba se va recuperando de las terribles secuelas del accidente.

Dilan tiene 4 años y padece daño cerebral severo . Antes de empezar el tratamiento de terapia neurocognitiva, no se mantenía sentado ni tenía control sobre la deglución. Tenía un nivel de afectación física, del lenguaje y la deglución severos. Ahora tiene una comprensión mayor cuando le hablan, se sienta y comienza a comer sólidos. Cursa Educación Infantil en Chipiona y está integrado en una clase con niños de su edad. Necesita el refuerzo de un profesor de apoyo , pero «todo el esfuerzo y las lágrimas de los primeros meses de tratamiento han merecido la pena», dicen Alicia y Jonathan, los padres de Dilan. Además de los diferentes tratamientos de neurorrehabilitación que recibe en Chárbel, Dilan va a la piscina y recibe clases de equitación.

David tiene 8 años. En julio de 2017 sufrió un desgraciado accidente en un camping de El Puerto donde disfrutaba del verano con su familia. Su cerebro estuvo 5 minutos sin recibir oxígeno. Pasó quince días en coma inducido en la UCI y 60 días ingresado en el Hospital de Cádiz. Su diagnóstico: encefalopatía hipóxico-isquémica .

Después de que los neurólogos del Hospital de Cádiz salvaran su vida, comenzó a recibir tratamiento neurocognitivo, logopédico, fisioterapia neurológica y terapia ocupacional en el Instituto Chárbel. David se salvó, pero ni veía, ni hablaba ni caminaba. Había perdido toda la memoria anterior al accidente, incluida la capacidad para leer y escribir que ya tenía.

David aprendió a andar y recobró la vista. Este año ha vuelto al colegio. Tiene todavía algunas secuelas neurocognitivas y en el lenguaje y por eso sigue recibiendo tratamiento y ha sido becado por el Proyecto Ictus Infantil.

Juan tiene 5 años. En octubre del año pasado, se cayó de un caballo y sufrió traumatismo craneoencefálico que lo mantuvo 20 días en la UCI. Con un pronóstico muy desfavorable, Juan se fue recuperando hasta que lo pasaron a planta en el Hospital Puerta del Mar, donde estuvo más de un mes. Cuando obtuvo el alta hospitalaria comenzó la rehabilitación neurológica en el Instituto Chárbel. Las dos mayores secuelas del accidente que había que tratar eran la pérdida de la memoria a corto plazo y el control de las emociones porque «vive sin filtros, cualquier cosa le produce una alegría extrema o una tristeza absoluta», afirman sus padres. Ya acude al colegio durante una hora al día y se está recuperando de las secuelas el accidente.

Lucía tiene dos años. En septiembre de 2018, con solo 13 meses, le detectaron un tumor cerebral , del que la operaron de urgencia en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Estuvo nueve horas en quirófano. Respondió muy bien a la operación, despertó enseguida y comenzó a respirar por sí misma, algo poco corriente dada la gravedad del caso. Un mes después le dieron el alta. Pero la herida no cerraba y el líquido cefalorraquídeo salía de su pequeña cabeza de forma incesante. En el hospital tardaron tres meses y medio en controlar esos problemas de cicatrización , en los que Lucía pasó por quirófano cada semana y media. Le pusieron una válvula, luego otra, luego un drenaje externo, luego otro lumbar con maquinaria para drenaje. Este último permitió que la sutura resistiera y no se abriera la herida. Pero en enero pasado, una microbacteria adquirida en quirófano se hizo fuerte en la herida y obligó a que Lucía tuviera que soportar varios ciclos de antibióticos. Pero Lucía es una pequeña feliz, que sonríe a todos y que enamoró a todo el personal del Virgen del Rocío que la trató durante tantos meses. Allí, su madre Luisa no dejó de llevarla al cole y al ciber aula del hospital, donde era como «una esponjita, disfrutando y aprendiendo». Y tampoco dejó de darle el pecho, el mejor tranquilizante para Lucía en los peores momentos.

Casi un año después de que se le detectara el tumor, Lucía va mejorando y ya sólo le queda un punto de la cabeza por cicatrizar. El DCA le ha dejado la hidrocefalia aguda obstructiva y se concreta en afectación física (hemiparesia izquierda) y neurocognitiva. “

Tres aventureros, una misma causa

Estas historias han dado fuerzas para seguir todo este tiempo, con su alegría, con sus ganas de vivir, de conocer padres de los pequeños están «encantados»y «nosotros estamos muy concienciados desde hace años con el ictus, y de ahí enfocamos nuestra labor profesional». Se trata de una acción solidaria donde por primera vez tres hermanos cruzan a la vez el Estrecho por una misma causa. «Es increíble la plasticidad que tienen los pequeños en el cerebro, la rehabilitación es espectacular y cualquier esfuerzo que hagamos merecerá la pena», añade Eduardo Gómez Besser.

Estos nadadores llevan mucho tiempo nadando a través del Jerez Natación Máster y con un entrenamiento específico en aguas abiertas y piscinas.

La previsión es que esta hazaña solidaria la hagan en la segunda quincena de octubre, que es cuando mejores condiciones se dan, según les han indicado desde la organización que se encarga de aquellos que quieren cruzar el estrecho a nado. Contarán con una neumática que les irá haciendo de guía y a la vez irán acompañados de otra lancha que les seguirá de cerca e irá viendo las condiciones en las que se encuentran.

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