Violencia de género
Rebajan la condena a un jerezano que intentó matar a su expareja
«Te voy a matar». Luego la roció con whisky para prenderle fuego
El Tribunal Supremo ha rebajado la condena impuesta a un jerezano que intentó matar a su expareja. La Sala II penaliza ahora con 18 años y 9 meses de prisión a un hombre que pretendió asesinar a su ex rociándola con whisky tanto a ella como al sofá donde estaba sentada. Luego pegó fuego al sofá con un encendedor lo que originó un gran incendio. La mujer salvó la vida al lanzarse al vacío desde la terraza desde un primer piso y ser amortiguada su caída por unos colchones colocados por unos viandantes que les prestaron una tienda ubicada en las cercanías de la vivienda. El caso se produjo en octubre 2010 en una vivienda de la avenida de Europa.
El Supremo ha informado hoy que condena a Luis Vicente Sánchez Cabezas a 18 años de prisión por los delitos de asesinato en grado de tentativa y de incendio, en relación de concurso ideal, y 9 meses de prisión por delito de amenazas. La Audiencia Provincial condenó inicialmente a Sánchez a 25 años y 9 meses de prisión (13 años por asesinato intentado, 12 años por incendio y 9 meses por amenazas). Pero el Supremo establece una única pena de 18 años por los dos primeros delitos al existir un «concurso ideal pluriofensivo», es decir, que existe un solo hecho que constituye dos delitos: el de incendio y el asesinato intentado, por lo que resulta de aplicación el artículo 77.1 del Código Penal.
La sentencia destaca que el procesado se desplazaba en una silla de ruedas motorizada pues padecía unas secuelas neurológicas de una parálisis cerebral con natal que fueron agravadas al sufrir en el año 2009 una enfermedad, que le provocó una hemiplejia de la que se restablecía parcialmente. En la madrugada del día 7 de octubre de 2010 se produjo una discusión entre el procesado y su ex (María del Pilar) cuando ambos se encontraban en el citado domicilio familiar. Durante el transcurso de dicha discusión el acusado con el ánimo de amedrentar a su expareja le profirió expresiones como «voy a quemar la casa». La mujer tenía sus reflejos disminuidos por la abundante ingesta de bebidas alcohólicas y medicamentos que tomaba para combatir la depresión que padecía.