CÁDIZ
Nueva vuelta de tuerca en el Campo de Gibraltar: de las narcolanchas, a las embarcaciones recreativas y los pesqueros
La presión policial y la prohibición de estas rápidas y grandes semirrígidas obliga a los narcos a reinventarse y a utilizar otros métodos para introducir hachís en la Península
La presión policial en el Estrecho de Gibraltar no cesa. La prohibición de las narcolanchas en octubre de 2018 está ocasionando serios perjuicios a las organizaciones criminales que se dedican a traficar con hachís procedente de Marruecos.
Se trata de una actividad tremendamente lucrativa y mientras Marruecos continúe produciéndolo, las mafias continuarán intentando traerlo a la Península para luego derivarlo al resto de España y de la Unión Europea.
En sólo 16 meses, el Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar impulsado por el Ministerio del Interior se ha saldado con más 7.000 detenidos y 216 toneladas de droga intervenidas en el Campo de Gibraltar, así como 1.062 vehículos utilizados para transportar droga de los que 221 han sido narcolanchas.
Los narcos han perdido por tanto una de sus principales bazas para burlar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en su empeño por continuar trayendo hachís, las narcolanchas.
Estas embarcaciones han sido un estandarte para estas organizaciones . Son mucho más rápidas que las de la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera al poder alcanzar los 70 nudos –hasta los 140 kilómetros por hora - y cruzar el Estrecho de Gibraltar en sólo 15 minutos.
Estas semirrígidas pueden estar dotadas hasta con cuatro motores Yahama de 350 CV . Miden entre ocho y 15 metros de eslora y tienen capacidad para transportar hasta 3.500 kilos de hachís. La mayoría de las tripulaciones suelen estar integradas por personas del Campo de Gibraltar.
La presión policial ha hecho que antes, los narcos necesitaran sólo uno o dos días para cargar y traer la droga y que ahora, estas operaciones se prolonguen durante hasta una semana . «No se fían. Hacen varios amagos para intentar burlar la acción policial y necesitan mucho más tiempo, lo que encarece las operaciones por los cambios de tripulación, el avituallamiento, más cantidad de combustible y un mayor mantenimiento, ya que en alta mar las averías aumentan», explican fuentes de la Guardia Civil a ABC.
Además, la desarticulación de numerosos narcoembarcaderos y narcoastilleros también les está impidiendo ocultar estas embarcaciones y adquirirlas, por lo que tienen que comprarlas en el extranjero con el riesgo que ello implica a la hora de traerlas. Una dotada de tres motores puede costar 300.000 euros.
« Cada vez se lo estamos poniendo más difícil y se van más para adentro, lo que supone más dinero y más riesgo de ser descubiertos. El Campo de Gibraltar está muy controlado», comentan fuentes del Instituto Armado.
Pasaban desapercibidas hasta ahora
Esto les ha obligado a buscar otras fórmulas. Las mismas fuentes confirman que se ha detectado un aumento en el número de embarcaciones deportivas, recreativas y pesqueras que están siendo utilizadas por estas mafias para traficar con hachís. Pasaban desapercibidas. Hasta ahora. Ya se ha puesto el foco también en este tipo de barcos.
Así ha quedado constatado con la investigación abierta por la Audiencia Nacional sobre varios pesqueros del Campo de Gibraltar, entre los que se encuentra el desparecido Rua Mar, por posible tráfico de hachís, extremo que en este último caso aún no ha sido confirmado. De momento, están siendo intervenidas más embarcaciones recreativas vinculadas al tráfico de hachís que pesqueras.
«Ahora, los narcos se mueven con tres tipos de embarcaciones. Además de las narcolanchas utilizan las recreativas y pesqueras, que bien llegan a Marruecos para cargar el hachís o esperan en alta mar a una narcolancha para cargar la mercancía, las variables son muchas . Las recreativas pueden estar además caleteadas, con dobles fondos para ocultar la droga aunque también hemos encontrado otras con el hachís prácticamente a la vista», explican.
Una de las últimas operaciones que han constatado esta práctica es la realizada hace unas semanas en Algeciras (Cádiz), cuando la Guardia Civil abortó un alijo de 450 kilos de hachís a plena luz del día a bordo de una embarcación recreativa que estaba dotada de potentes motores.
El pasado mes de enero, la Guardia Civil detuvo a cinco personas y se incautó de tres toneladas de hachís en un yate con bandera británica en Fuengirola (Málaga). La red tenía un amarre en el puerto deportivo de esta localidad.
En septiembre el año pasado, también la Guardia Civil, en el marco de la operación «Casual» , detuvo a 32 personas y desarticuló a una organización dedicada al tráfico de hachís a gran escala desde el Norte de África hasta las costas de Tarifa . Fueron intervenidas dos toneladas de hachís, tres embarcaciones y cinco vehículos.
Narcobuzos
Tal y como este diario publicó entonces, esta organización contaba con una primera rama delictiva especializada en la introducción de la droga mediante embarcaciones recreativas a través del Puerto de Tarifa , y una segunda rama, que utilizaba embarcaciones neumáticas tripuladas por expertos buzos . Éstos eran conocedores de la zona del litoral tarifeño y contaban con equipamiento profesional y botellas de buceo para realizar largas inmersiones durante la noche y poder, de esta forma, liberar los fardos de hachís que previamente habían sido arrojados desde estas embarcaciones y fondeados en puntos estratégicos de la costa.
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