Violencia de género

La intención de divociarse, posible móvil de un crimen en Jerez

La Audiencia Provincial fija la fecha para celebrar una vista con jurado

La Policía custodia la sede jerezana de la Audiencia

J.Padilla

La sección octava de la Audiencia Provincial de Cádiz ha fijado el próximo 4 de julio como fecha de inicio para juzgar el último crimen de violencia de género que ocurrió en Jerez, según el último auto judicial emitido por el caso. Se cometió en la vivienda familiar. Dieciocho años de prisión y otras penas accesorias pide la Fiscalía para José Antonio Cantalapiedra, marido de Raquel Barrera, a la que en abril de 2014 asestó, presuntamente, dos puñaladas en el pecho, ambas mortales. La acusación particular coincide con la Fiscalía en calificar el delito de asesinato con la «agravante de parentesco». El caso se verá por la Ley del Jurado.

Como ha ocurrido en múltiples ocasiones, la víctima no había denunciado nunca y, según señalaron sus vecinos, parecían un matrimonio bien avenido; aunque la acusación particular destaca que «la situación económica del matrimonio era de absoluta dependencia del padre de Raquel , don L.. El presunto asesino, José Antonio Cantalapiedra, «estaba en desempleo y Raquel trabajaba en una empresa de su familia. La vivienda donde residía el matrimonio es propiedad de la familia de Raquel, y, además, los padres de ella colaboraban de forma importante en sufragar sus gastos ordinarios y los estudios del hijo común».

Los hechos sucedieron en la madrugada del 6 de abril de 2014. Después de pasar el día fuera en diferentes bares el matrimonio volvió a su domicilio sobre las dos de la mañana. Minutos después, José Antonio bajó sin hacer ruido a la cocina, cogió un cuchillo y, presuntamente, de forma sorpresiva y sin previo aviso -según señala en su escrito la acusación particular, ejercida por el letrado Antonio Luis Barrera Ortega- la apuñaló dos veces en el pecho sin que «Raquel pudiera realizar maniobra de evasión o defensa alguna»; señala el escrito, que ha conocido ABC.

La acusación particular destaca en este hecho el estado de «confusión y somnolencia» de la víctima tanto por lo tardío de la hora como, sobre todo, por el alcohol consumido durante el día. Además, considera que el acusado acudió a la cocina en la falsa creencia de que Raquel estaba conversando mediante algún sistema de mensajería instantánea con otra persona.

Unos meses antes de producirse los hechos que se juzgarán, Raquel había planteado al acusado su intención de poner fin al matrimonio, decisión que José Antonio no aceptaba de buen grado; el divorcio del matrimonio supondría su «carencia absoluta de ingresos y la pérdida de la forma de vida» a la que estaba acostumbrado, además de la separación de Raquel y el cese de la vida en común.

Hasta 18 testigos en la Sala

La sala que verá el caso por la Ley del Jurado ha citado a 18 personas -numerosos policías entre ellas- al procedimiento. Otra prueba importante que solicita la acusación particular es la grabación policial de una conversación: posteriormente, tras la muerte, el presunto homicida llamó al 092 para comunicarle que había matado a su mujer negándose a dar detalles de lo acontecido pese a ser preguntado por el agente.

Durante el tiempo que tardó en llegar la Policía al domicilio, el acusado fingió un intento de suicidio pinchándose en abdomen, muñecas y cuello, causándose lesiones de nula importancia y sin que en ningún momento peligrase su vida. Según la acusación particular, José Antonio tampoco dio explicaciones cuando llegó la Policía ni mostró «arrepentimiento ni pidió perdón» a su hijo que estaba a punto de cumplir 23 años y que no se encontraba en la casa ya que estudiaba fuera de Jerez.

 

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