CÁDIZ
Estudian el uso del alga asiática invasora para neuroinflamatorios, biodiésel y compostaje
El proyecto de la Universidad de Sevilla y la Fundación Cepsa constata que en el 81 por ciento de los casos la «Rugulopteryx okamurae» desplaza al resto de macroalgas aunque continúa la tendencia a la baja en su expansión
Avanzan los trabajos de investigación para encontrar una salida útil a los restos de «Rugulpteryx okamurae» , el alga asiática invasora que ya alfombra prácticamente todo el Estrecho de Gibraltar. El proyecto iniciado hace tres años por el Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla y la Fundación Cepsa ha permitido comenzar a trabajar en varias líneas de investigación para encontrar una utilidad a las toneladas de arribazones de este alga que invaden las costas del Estrecho de Gibraltar , así como conocer con mayor profundidad esta especie.
El catedrático de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, José Carlos García Gómez , ha presentado este jueves en La Línea de la Concepción (Cádiz) los avances de dicho estudio. Según ha indicado, el grupo que dirige lleva un año trabajando con el Departamento de Biología Vegetal, Ecología y Ciencias de la Tierra de la Universidad de Extremadur a en un proyecto de economía circular con el que se pretende obtener fertilizantes naturales de este alga mediante distintas técnicas de compostaje . Los resultados, según este experto, podrían estar en un plazo de cuatro años como mucho.
Asimismo, con el Instituto de la Grasa del CSIC se ha iniciado un estudio para el tratatamiento y el uso de esta especie para fertilizantes orgánicos y biodiésel.
Además, en colaboración con la Universidad de Cádiz , se evalúan las sustancias bioactivas de la «Rugulopteryx okamurae» como fuente de compuestos neurofarmacológicos para la prevención y el tratamiento de procesos neuroinflamatarios, unos estudios que requerirán más tiempo para determinar su viabilidad.
Con la Universidad de Málaga se estudian los parámetros físico-químico de los nutrientes de esta especie para intentar determinar a qué se debe su brutal expansión en nuestras costas.
Entre las conclusiones de este estudio, al que aún le quedan dos años, su director concluye que en el 81 por ciento de los casos en los que convive con otras plantas acuáticas, esta especie ha excluido a otras macroalgas. También se ha constatado que el plástico es un vector antrópico de dispersión muy importante.
«Estamos viendo cambios aunque aún es pronto»
García Gómez ha confirmado además que continúa la tendencia a la baja en la expansión de esta especie, si bien ha llamado a la cautela porque reconoce que aún es pronto para cantar victoria: «En 2019-20 remitió y este año ha bajado un poco más aunque aún quedan por controlar algunos lugares de monitorización, por eso hay que ser prudentes . Estamos viendo cambios».
Al respecto, ha dicho que se ha observado cómo algunas especies locales han podido combatir a esta especie invasora poniéndose por encima de la misma e impidiéndole la llegada de la luz. «Parece que se ha iniciado ya aquí un nuevo sistema de equilibrio pero aún no lo podemos confirmar», ha aclarado.
Y ha advertido que la «Rugulopteryx okmaurae» ya es una plaga no sólo en Andalucía sino también en las A zores y el Golfo de Marsella.
La declaración como especie invasora, tarde
El director de este estudio ha reprochado la tardanza en declarar a esta especie como invasora, algo que se produjo en diciembre del año pasado: «Se ha tardado demasiado tiempo. Ya se sabía desde 2015 y hasta diciembre de 2020 no se declaró como invasora. Se podía haber hecho un poco antes. Esto ha dificultado muchas actuaciones de gestión para poder arrancar con investigaciones regladas e importantes, poner más medios sobre la mesa y tomar medidas más rápidas para apoyar, por ejemplo, al sector pesquero artesanal ».
Por su parte, la responsable de la Fundación Cepsa, Estrella Blanco, ha resaltado que este estudio evidencia el compromiso de esta fundación «con la protección ambiental y la biodiversidad . Estamos satisfechos de que se esté avanzando en líneas de investigación que no sólo nos ayudan a conocer al alga asiática sino que además pueden dar una salida útil a los arribazones que inundan las costas del Estrecho de Gibrlatar y la Bahía de Algeciras e incluso pueden suponer un recurso económico para el Campo de Gibraltar».
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