CAMPO DE GIBRALTAR

El cierre de la Verja se escribió primero con nombre de mujer

Más de 2.000 españolas que trabajaban en Gibraltar perdieron su pase de un día para otro y, por tanto, su sustento. Fue tres años antes del cierre de la Verja en 1969. La periodista María Jesús Corrales las rescata del olvido con «Las expulsadas»

Imagen del carné sindical de la trabajadora española que protagoniza esta novela

Soraya Fernández

Fueron las primeras víctimas de un capítulo de la historia reciente que cambió para siempre la vida en el Campo de Gibraltar, golpeando con virulencia a La Línea de la Concepción y a Gibraltar . Se trata del cierre de la Verja en junio de 1969 . Han sido hasta invisibles aunque la ardua investigación de la periodista madrileña afincada en La Línea María Jesús Corrales les ha hecho por fin justicia sacándolas a la luz con el libro «Las expulsadas» , de la editorial Dauro, cuya tercera edición está próxima dado el éxito que está cosechando con su primera novela.

Se trata de las más de 2.000 trabajadoras españolas en Gibraltar a las que, sin previo aviso, se les retiró el pase para cruzar la Verja, quedándose de la noche a la mañana sin trabajo y sin ingresos de ningún tipo. Ocurrió en 1966, tres años antes del cierre de la Verja, que se prolongó hasta diciembre de 1982.

La novela, que protagoniza Inmaculada Márquez –nombre ficticio-, personaje inspirado en una de aquellas trabajadoras transfronterizas , ha dado visibilidad a aquellas mujeres y ha permitido recuperar parte de la historia de La Línea de la Concepción y de Gibraltar que se perdió tras el cerrojazo a la Verja.

María Jesús Corrales, con un ejemplar de su novela, en La Línea Marcos Moreno

El periodismo, la vocación y la pasión de María Jesús Corrales están detrás de esta novela. «En 2109 me encargaron un reportaje sobre testimonios del cierre de la Verja para el diario ‘Gibraltar Chronicle’ con motivo del 50 aniversario de aquel episodio de la historia. Ya sabía que había más de 2.000 mujeres que se habían quedado sin el pase tres años antes que los hombres pero era un tema en el que no había investigado. Con este reportaje lo hice a fondo» , nos cuenta.

Y es que tras «Las expulsadas» hay un gran trabajo de investigación por parte de esta periodista, que ha buceado en archivos y ha recuperado testimonios de protagonistas de aquellos años y de sus descendientes.

Estas españolas trabajaban fundamentalmente en el servicio doméstico de Gibraltar, así como en los sectores de la limpieza y comercio. Cuando en 1966 se les retiró el pase, eran más de 2.400. «Aquello fue una auténtica tragedia para esas familias, que vivían al día y de manera humilde», apunta la escritora.

Pero, ¿por qué se les retiró el pase primero a las mujeres?. «El detonante de aquello fue un altercado que hubo en Gibraltar entre dos trabajadores españoles y dos policías gibraltareños. Para la supuesta protección de las mujeres, para evitarles situaciones de riesgo, el régimen decidió que no entraran a trabajar en Gibraltar y que únicamente lo hicieran los hombres. Fue el comienzo de lo que vino después», afirma.

Aquello supuso una debacle para La Línea y para miles de familias: «Hablamos de que eran más de 2.000 familias para las que los ingresos de estas trabajadoras eran importantes, cuando no vitales, como el caso de familias monoparentales como el que relato en el libro, el de una viuda con dos hijos . A esta mujer le tocó batallar mucho en el sindicato de trabajadores españoles en Gibraltar para que le reconocieran algún dinero con el que poder vivir. Fue una indemnización mínima y se fue a trabajar a Marbella. Como ella, muchísimas mujeres terminaron trabajando en la Costa del Sol o emigraron bien lejos».

Un cierre invisible

Aquellos duros momentos han permanecido durante décadas en la memoria de los afectados, sus familiares y muchos linenses, aunque poco más: « Nunca se había contado la retirada del pase a las trabajadoras españolas en Gibraltar. El drama fue tan grande en 1969 con el cierre de la Verja que esto pasó inadvertido. Como ocurre en muchas ocasiones, las mujeres fueron precursoras de una situación que, hasta que realmente no llega a los hombres, no se tiene en cuenta, no se visibiliza. Aquello fue un cierre invisible y he querido darles visibilidad porque eran miles. No se las tuvo en cuenta en una época además en la que la mujer en España no tenía ni cuenta bancaria ni nada a su hombre».

Pero la debacle de La Línea , que en las décadas de los 40 y los 50 del siglo pasado llegó a tener 20.000 trabajadores españoles en Gibraltar y una población de 100.000 habitantes , empezó antes. «Empezó en 1963, cuando se inició el proceso de las Naciones Unidas en el que España cambió su posición sobre Gibraltar y comenzó a reivindicar la territorialidad del Peñón. España hizo de eso su asunto exterior con Castiella y se comenzaron a tomar medidas en la Verja. Una importante fue la reducción de la Aduana de La Línea a la categoría de tercera», explica.

Aquella incertidumbre fue el comienzo de una triste etapa de la historia de La Línea de la Concepción: «La situación se volvió muy oscura. Los testimonios que he recabado lo describen como una ciudad que se iba apagando poco a poco hasta que se produjo el cierre de la Verja».

Pase de una trabajadora española para entrar en Gibraltar

Eso tuvo otra consecuencia: al dispersarse la memoria transfronteriza de la ciudad con la emigración de decenas de miles de personas, primero con las mujeres y luego con los hombres, muchos recuerdos y mucha historia de La Línea se perdieron. «Fue un olvido a conciencia. Incluso se derribó el majestuoso edificio de la Aduana, que habría sido un emblema para la ciudad. Creo que fue un intento por borrar la memoria de la ciudad y eso es muy injusto para La Línea».

Por ello, considera fundamental, ante la amenaza que lleva años sobrevolando a la zona con el Brexit , que se tenga en cuenta a La Línea en las negociaciones sobre Gibraltar: «La Línea necesita vivir de Gibraltar porque hasta ahora nadie le ha dado otra solución. Si no se la tiene en cuenta quienes pagan las consecuencias son los linenses. Todos los municipios del Campo de Gibraltar tienen un modelo económico propio menos La Línea. Hasta ahora nadie ha restituido a esta ciudad de aquella deuda histórica que el Estado mantiene con esta ciudad. Es una cuestión de justicia histórica».

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