Sucesos

Apresada en Jerez la líder de una banda experta en el hurto «cariñoso»

La detenida cometió siete delitos sobre personas mayores en Jerez

J.P.

A una mujer le ha salido caro cometer varios hurtos, supuestamente, por el método del «abrazo cariñoso» a varias personas mayores en Jerez entre otros delitos. La autoridad judicial ha enviado a prisión tras su detención lo que, según fuentes policiales, no suele ser muy habitual. La Policía ha informado hoy que ha apresado en la Línea de la Concepción a una mujer de 37 años como presunta autora de cuatro hurtos y tres robos con violencia perpetrados en Jerez. La detenida, que cuenta con un amplio historial, es la presunta cabecilla de un grupo organizado en este tipo de robo.

La detenida actuaba acompañada de un hombre y una mujer que han sido identificados y tienen en vigor una orden de localización y detención a nivel europeo. Los investigados seleccionaban una ciudad en la que se asentaban durante semanas. Una vez en el lugar se dedicaban a deambular por el municipio en busca de víctimas propicias, hombres o mujeres mayores, que caminaran solos por la vía pública con el objetivo de que les fuera más fácil robarles. Tras localizar a una persona de estas características que portara joyas o complementos de valor, la encartada se dirigía personalmente hacia ella caminando o desde la ventanilla de un vehículo que conducía uno de sus cómplices y preguntaba a la víctima por la dirección de algún lugar común e importante en el municipio como el hospital, una farmacia o un centro de salud.

Buscaba el contacto físico con sus víctimas para llevar a cabo los hurtos

Cuando la víctima con su buena fe detenía su paso y la indicaba la dirección, la detenida se mostraba repentinamente muy complacida e intentaba por todos los medios dar un fuerte abrazo a la víctima como muestra de su agradecimiento. Incluso en ocasiones indicaba a los afectados que quería regalarles un collar o pulsera de oro como muestra de afecto y que ella misma quería colocárselo.

Ese momento de contacto físico era aprovechado por la detenida para, con «gran habilidad», apropiarse de las joyas que portaba la víctima dejándolas puesta el presunto regalo que en realidad se trataba de una baratija de plástico pintada de color dorado. Acto seguido se subía rápidamente al coche en el que sus cómplices la esperaban, siempre muy cerca del lugar donde ocurrían los hechos y abandonaban a gran velocidad.

La detenida no dudaba en utilizar la violencia cuando sus víctimas se percataban de sus intenciones y trataban de zafarse de su abrazo o resistirse ante su contacto físico. En estos casos, arrancaba las joyas y relojes de sus cuellos y muñecas mediante fuertes «tirones» que propiciaron que en dos de los hechos que se le imputan, las víctimas sufrieran lesiones al caer al suelo o sufrir los fuertes tirones en sus extremidades.

 

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