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Sastre Uyá construye la Semana Santa de Cádiz con un pregón que lleva al cielo

El joven vocero ha estado arropado por numerosos amigos, familiares y cofrades en este Domingo de Pasión

Fotos: La Semana Santa arranca en Cádiz con el pregón de Miguel Ángel Sastre

El pregonero de la Semana Santa de Cádiz 2025, Miguel Ángel Sastre Uyá, sobre las tablas del Falla FRANCIS JIMÉNEZ

Miguel Ángel Sastre Uyá ha anunciado en el Gran Teatro Falla la Semana Santa de Cádiz 2025. El joven pregonero, gaditano, cofrade, arquitecto, comunicador, diputado nacional... ha cimentado su exaltación con una comparativa entre la Catedral de Cádiz, el icono más relevante de la ciudad y la fe, y la forma de entender la Semana Mayor y la piedad popular.

Como cada Domingo de Pasión el coliseo gaditano ha abierto sus puertas al fervor, a la devoción a la fe, la esperanza y la caridad. En la Plaza de Fragela se esperaba con expectación al pregonero y su presentador para la ocasión, el periodista de ABC y COPE, Ángel Expósito.

Amigos, familiares, cofrades, autoridades religiosas, civiles, militares... llegaban al teatro entre saludos y abrazos. Sonaba La Estrella Sublime. El alcalde de Cádiz, Bruno García, el obispo de la diócesis, Rafael Zornoza, el concejal de hermandades cofradías, José Manuel Verdulla y el presidente del Consejo Local de Cofradías de Cádiz, Juan Carlos Jurado, han presidido el palco de autoridades.

El presentador, Ángel Expósito

A las 12 del mediodía el obispo Rafael Zornoza rezaba el Ángelus y llegaba el momento de un estreno musical con la marcha Cádiz de Esperanza de García Pulido y que se ha compuesto especialmente para este Año Jubilar de la Esperanza. Después, un clásico, Soledad de Escobar.

Ángel Expósito tomaba la palabra en el atril perfectamente dispuesto sobre el escenario. «Esto impone. Sólo veo la luz, pero sé que el teatro está lleno...», adelantaba un hombre con experiencia sobrada para hablar en público.

Destacaba el presentador las virtudes y bondades de un pregonero con el que le une Madrid. Madrid y Cádiz, ambos comparten pasión por ellas. «Es insultantemente joven. Tiene un futuro por delante prometedor, aplastante diría yo», destacaba un Ángel Expósito que sacaba a la palestra cuando recibió el premio de LA VOZ de Cádiz allá por 2018: «Recuerdo que me autoproclamé embajador de Cádiz para todo el mundo».

 Resaltaba el periodista los valores de Sastre Uyá y daba paso a «un señor normal» entre los aplausos del respetable.

La exaltación

Sereno, al menos a la vista, pausado, el pregonero ha iniciado su exaltación. En un lateral del escenario se levantaba un espléndido dibujo de Francisco Granero de la Catedral de Cádiz. Toda una declaración gráfica de intenciones. Arrancaba Miguel Ángel de forma poética con un preámbulo en el que ha recorrido todas las hermandades de la ciudad mientras de fondo se escuchaba la marcha Ecce-Homo de Escobar, la que está considerada himno de la Semana Mayor gaditana.

Para fraguar su símil y construir la Catedral, la Semana Santa de Cádiz, el pregonero se ha referido al concepto artístico de la monumentalidad y también a la permanencia y tradición para destacar que «las dos aportan a la fe, a lo divino, pero también a lo humano».

Dicho esto, Sastre Uyá ha desgranado la estructura de su mensaje, de su texto manejando el mismo paralelismo arquitectónico: «Para que una Catedral cumpla su función tiene que estar bien construida: sólidos cimientos, fuerte estructura, bello ornamento y una cúpula que la remate pero que no haga que, con su peso, todo se tambalee. Algo similar ocurre con nuestra Semana Santa: debe ser firme, útil y, por supuesto, bella, como los tres principios de la arquitectura según Vitrubio».

El pregonero ha construido la Semana Santa de Cádiz como si de una Catedral se tratase. Porque como bien ha dicho «sus hermandades y cofradías no son un hecho anecdótico, anual y puntual ya que cosen el día a día de la ciudad, influyen en nuestra fe, en la manera de tratarnos, impactan en la economía y son alma de la historia y cultura».

De esta forma comenzaba con los cimientos, con lo que es la fe desde la infancia. Ese niño con su primer capirote, ese otro al que su padre coge en brazos para que vea a su Madre o el que lleva una palma vestido de hebreo... Y viajaba a su infancia, a su primera oración aprendida y un beso en la mejilla. Una reja y una plaza. San Agustín y su Cristo de la Humildad y Paciencia. Tiraba de versos el exaltador con Requiem de Bienvenido Puelles como fondo.

Seguía el pregonero con la estructura de esta Catedral, de esta Semana Santa de Cádiz. El condensador social en el que participan las cofradías como parte inseparable de esas tres C de Cádiz: Cádiz CF, carnaval y cofradías. «Cofradías permeables como las calles de nuestra ciudad que dejan, sin resistencia, que el Levante y el Poniente se cuelen por ellas, pero unidas y sin fisuras, como la trama urbana compacta que hace indistinguibles los barrios de Cádiz. Barrios distintos pero unidos y que juntos forman este lugar en el que diferentes enfoques de ver la vida coinciden, a veces. Y son barrios añejos y calles con historia, los que de esta entretela forman el alma». Al Cristo de la Misericordia, a la Virgen de las Angustias, al Medinaceli les llegan los rezos de distintas personas. Y en Santa María al Nazareno, al alcalde perpetuo al que el pregonero acompañará este Jueves Santo.

Las cofradías

Las cofradías son condensadores sociales porque son escuela de vida, decía Sastre Uyá. Porque en ellas se aprende el «oficio de ser cofrade», desde aprendiz hasta maestro. Aprovechaba entonces la ocasión para hablar de los jóvenes, de la juventud cofrade destacando la capacidad que tienen las hermandades para atraer a los jóvenes. Esa es la principal idea que quiere trasladar el pregonero, las cofradías son escuela de vida. Para él lo han sido las de su parroquia de San Agustín, Ecce-Homo por su vinculación con la radio y comunicación, de Servitas esa capacidad para entender mejor la ciudad y de Vera-Cruz, «el mejor ejemplo de ese concepto de escuela de la vida: en lo humano y lo divino».

El tercer pilar sobre el que ha construido Sastre su Catedral, la Semana Santa de Cádiz, no es otro que el de la Caridad y la Esperanza. Las cofradías dan Esperanza porque marcan el ritmo de la vida a muchos e indudablemente hacen una labor enorme de caridad. «La caridad va de personas con rostro, no solo de lo material», decía el pregonero.

Para rematar la Catedral le quedaba al exaltador el ornamento y para ello nada mejor que conocer Cádiz, como se conoce a través de la Semana Santa. Sus calles, sus plazas, sus rincones donde te llevan las procesiones. La historia de la ciudad trimilenaria de «iglesias y casapuertas, de fachadas... el Cádiz oculto de cuevas y conventos, el de los claustros más hermosos... el de los artesanos, torrijas, topolinos.. Ese es mi Cádiz cofrade: distinto, libre e incontrolable. Trimilenario y gallardo, que para despertarlo no le hace falta romper con su legado, solo saber usarlo».

Y hablaba después de la belleza que también se desprende de las hermandades. Y lanzaba un mensaje a los cofrades ante los roces que surjen a veces por las distintas visiones de la misma. «La belleza aunque parezca subjetiva, tiene patrones a seguir. Patrones como el que nos decía Santo Tomás de Aquino: algo es bello cuando es íntegro, está proporcionado, y es claro». Y sí, proclamaba orgulloso el pregonero la belleza de la Semana Santa de Cádiz en la imaginería, en los bordados, en un altar de cultos, un exorno floral... y la música. «Es la música para mí la esencia de esta Pasión». Las agrupaciones musicales son belleza: Polillas, La Salud, Ecce Mater. Y el sonido añejo también lo es: las cornetas y tambores. Se ha referido entonces Sastre Uyá a Rosario de Cádiz. En concreto, al desaparecido Sergio Larrinaga, Larry. «Genio que en paz descanse, vecino de mis calles, devoto del Cristo de mi barrio»... La música clásica es comparable con las bandas de palio ha expuesto el pregonero. También hay marchas y autores contemporáneos en los que se desprende esa belleza. Y ha reivindicado esos músicos gaditanos desconocidos para terminar este alegato en verso y con la marcha Trío de lágrimas.

Remate final

 

Tras el ornamento le quedaba la cúpula, el remate final de la Catedral, de la Semana Santa de Cádiz. «La cúpula acerca al cielo, a la vida Eterna y las cofradías son ríos de fe, atajos»... También ha destacado que hay «secciones celestiales», esos cofrades que ya no están entre nosotros: Juan Manzorro. «La Semana Santa es una evocación a la infancia, pero también una conexión con quién ya no está». Ha recordado entonces a Jorge Manrique: «Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte»...Vivir una buena vida para llegar a la Buena Muerte y evitar el Mayor Dolor.

Llegaba al final con La Amargura. «Y es que, para mí, la vida es Amargura. No solo porque mis rezos siempre tengan un color granate o burdeos. Sino porque, objetivamente, el mundo así está compuesto». Y aclaraba e pregoner que «ahí reside la esencia de la vida. Que después de la tempestad, al tercer día siempre amanece. Sin lo Amargo, no estaríamos vivos». Y a Ella a la Amargura de San Agustín dedicaba sus últimos versos de este pregón y como no podía ser de otra forma sonaba Amarguras. Rompía en aplausos el teatro y el pregonero agradecía el gesto. Anunciada, construida desde los cimientos hasta la cúpula, como si de la Catedral se tratase, queda la Semana Santa de Cádiz de este 2025.

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