Crónica del Miércoles Santo 2024 en Cádiz: Ganas de cofradías en otra jornada a medias

Una jornada más los partes meteorológicos siguen ganando la partida en la Semana Santa de Cádiz. Las hermandades miran muchos, muchísimos en los días previos y más aún en la jornada que les corresponde. Pero la incertidumbre de este tiempo tan cambiante es de tal calibre que hay cofradías que entienden que riesgos los mínimos.

Un Miércoles Santo a la mitad con dos de las cuatro hermandades en la calle. Sentencia y Caminito dedidieron armarse de valor y echarse a unas calles ávidas de cofradías. Con mucho público y un viento imponente que se dejaba notar sobre todo en la plaza de la Catedral. Precisamente el viento fue el gran inconveniente para la hermandad de Las Aguas que entendía que era imposible pasar por el Campo del Sur y, por tanto, procesionar.

Cigarreras estuvo hasta el último segundo pensando qué hacer, y aunque sus hermanos de Sentencia salían de La Merced a su hora de las 16:15, el Cristo de la Salud y la Esperanza se quedaban en Santo Domingo con todo el dolor de sus hermanos. Caminito, con algo de antelación, decidía procesionar y aligerar su paso todo lo que podían en nueva jornada de Semana Santa con demasiadas emociones encontradas. Otra vez lágrimas y algunas sonrisas.

De nuevo el Miércoles Santo amanecía gris y con bastante previsión de lluvia. Era Miércoles y era día de Sentencia. En Santa María, en la iglesia de la Merced los absolutos protagonistas son el Señor de la Sentencia y la Virgen del Buen Fin. Por la mañana los hermanos se reunían y participaban en la Eucaristía preparatoria de salida.

Son numerosos los hermanos que iban a acompañar a los titulares de la corporación lasaliana. Con ese cortejo tan amplio, la organización es clave y, para ello, en el templo de la Merced se trabajaba desde por la mañana, pendientes del cielo. Tras la misa tenía lugar la visita institucional. Delante del altar se encontraban dispuestos los dos pasos. La imagen de Jesús de la Sentencia, la más antigua de Cádiz, destacaba sobre su imponente misterio. Exornado por Dani Ruso con distintos tipos de flores: rosas rojas, cymbidium corinta, eucalendro, clavel Sangre Toro, helecho de cuero y eryngium. Llevaba la túnica que se estrenó en el año 1966 en color rojo cardenal en oro, regalo de los miembros de la junta de gobierno de la cofradía para conmemorar las Bodas de Plata fundacionales. Igualmente lucía un cordón en oro donado por un grupo de hermanos en el año 2020. En este caso además, llevaba la corona de espinas más antigua que posee junto a las potencias de plata sobredorada diseño y ejecución de Joyería Galicia. Lucía además este gran misterio con el nuevo suelo que se le ha dispuesto de cara a esta Semana Santa.

El cortejo, al margen de las cuadrillas y bandas lo formaban en este Miércoles Santo 415 hermanos con túnicas, 27 hermanos pequeños de monaguillos, 25 acólitos, 41 hermanas de mantilla, 65 devotos haciendo penitencia y 10 alumnos de la Salle Cádiz.

En el palio, la Virgen del Buen Fin iba exornada con flores en tonos blancos: hypericum blanco, flor de cera blanca, rosas mondial blanca, alhelíes blanco, clavel blanco, rosas spray, eringyum blanco, helecho y ruscus. Nuestra Señora del Buen Fin vestía saya en tisú de plata con bordados en realce por el Taller de Mariano Arce, regalo de un grupo de hermanos por los 50 años fundacionales de la hermandad en el año 1989, pasado a nuevo soporte en el año 2018 por el Taller Sagrado Corazón de Juan Luis Virlán, portaba manto de salida, diseño y ejecución de David Calleja en 2008 y toca de sobremanto estrenada en el año 2021 ejecución de Juan Luis Virlán Revidiego. En sus sienes llevaba la corona de plata de ley y oro del taller de Jesús Dominguez. En su pecho, el puñal diseño y ejecución de Joyería Galicia en 1994.

A la hora prevista se abrían las puertas de la iglesia y empezaban a salir los hermanos que precedían al Señor. Numeroso público aguardaba como cada año esta salida procesional. En la presidencia del cortejo iba el director espiritual, el padre José María Sánchez, representación de colegio La Salle Mirandilla y de la asociación de vecinos las Tres Torres y también de la hermandad de las Siete Palabras y de la cofradía del Nazareno de Santa María.

El capataz Francisco José Gallardo daba las indicaciones a los suyos para poner en la calle este impresionante paso de misterio. Sonaba la Marcha Real y una vez fuera se daban los últimos retoques antes de iniciar el camino. Cantaba una saeta Carmen Olmedo. Era Manuel Carlos Hernández Romero, colaborador de la hermandad quien daba la primera levantá en la calle y sonaba entonces Sentencia de Cristo y posteriormente Esperanza Gitana interpretada por la banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Elevación de Campo de Criptana de Ciudad Real.

Llegaba el turno de Buen Fin. El palio asomaba por el dintel de la puerta con el esfuerzo y la maniobra medida de la cuadrilla. Manuel de la Jara animaba a los suyos. Cantaba una saeta Noelia Recio. Con todo a punto eran miembros del coro de Jesús de la Sentencia quienes daban la primera levantá. Y a partir de ahí se elevaba al cielo esta Virgen de Laínez Capote y se escuchaba Reina del Buen Fin por parte de la Banda Municipal de Música de Lora del Río. Bajaría por la calle Merced a los sones de Candelaria.

Prácticamente desde la propia mañana del Míercoles Santo, la hermandad de La Luz y el Agua tenía claro que salir a procesionar en la tarde y noche de su jornada cofrade iba a ser una quimera. Tanto es así que los peores presagios y se cumplieron y a unos minutos de las cinco en punto de la tarde, hora de salida de la hermandad, la Junta de Gobierno tomaba la decisión no realizar su estación de penitencia.

Una decisión compleja, más en el caso de una hermandad que en los últimos años ha tenido que luchar contra viento y marea. Buscando nueva sede canónica, rearmándose y ahora luchando contra la climatología, aunque en este caso era el viento el principal inconveniente para la hermandad.

«Nos hemos planteado salir pero la posibilidad de lluvia está ahí y sobre todo el viento, hace un temporal importante», reconocía el hermano mayor Manuel Castro Reina. Dentro de la cofradía había una posibilidad de evitar un Campo del Sur que era impracticable para cualquier cofradía pues a esa hora de la tarde las olas del mar superaban los bloques y el agua llegaba incluso a la calzada. «Habíamos pensado evitar el Campo del Sur y tomar hacía abajo por el Pópulo pero eso hacía que nos topáramos con las hermandades del barrio de Santa María. Es algo que finalmente ni hemos planteado siquiera al Consejo de Hermandades por la cantidad de complejidades que ocasionaba», explicaba el máximo responsable de la hermandad.

Así las cosas, y aunque la cofradía ya sabía que Sentencia estaba en la calle, decidían tomar la dura decisión de no procesionar. «No puedo opinar sobre lo que hagan otras hermandades, cada uno entiende cual es su riesgo y qué es lo mejor. Nosotros llevamos tres pasos y realmente es el viento lo que hace que sea más complicado que podamos salir a la calle«.

Muchos niños, el Señor de las Aguas y su famoso caballo, la Virgen de la Luz y por supuesto el paso de San Juan Evangelista. Todos resguardados en lo que estos días es un auténtico museo cofrade, la catedral vieja de Santa Cruz. Aguardando un próximo Miércoles Santo, la hermandad de Las Aguas tendrá que seguir trabajando, reinventándose y encomendándose a una nueva Semana Santa con mayor suerte que la de un 2024 demasiado accidentada por la climatología.

Pendientes también del cielo estaban en la hermandad de Las Cigarreras. En Santo Domingo el Miércoles Santo se rinde a Nuestro Padre Jesús de la Salud y a la Virgen de la Esperanza. La cofradía quería procesionar y llevar por Cádiz Salud y Esperanza, esa que tanta falta hace. Hacia el mediodía la situación no estaba clara. Aunque lucía el sol los partes no eran optimistas ya que indicaban agua a partir de las 23.30 horas.

Se aproximaba la hora de la salida. Llegaban los penitentes con sus túnicas, con sus capirotes morados, los que acompañarían al Señor, y con los verdes, los de la Esperanza Cigarreras. Pequeños y mayores accedían al templo con incertidumbre. Aún no se sabía qué iba a pasar. En el Santuario de la Patrona todo giraba en torno a Ellos: Salud y Esperanza. Ya había salido Sentencia de la Merced. Eran en torno a las cinco y media de la tarde cuando concentraban a todos los hermanos dentro de la iglesia, incluidas las cuadrillas. El padre Pascual Saturio se dirigía a todos hablando de la Eucaristía, del significado del Jueves Santo, que fue cuando Jesús la instituyó.

La junta de gobierno de la hermandad se acababa de reunir y era entonces cuando intervenía el hermano mayor, José Pablo Ceballos y comunicaba lo que muchos ya intuían. «Hemos decidido no hacer la estación de penitencia. Hay un parte de agua a partir de las once y media de la noche y bueno hemos barajado cambiar itinerario pero vemos complicado hacer el regreso sin problemas». Ceballos se mostraba muy emocionado, al borde de las lágrimas. «Esto es un momento muy angustioso para todos porque os estoy viendo las caras y lo dicen todo.... Vamos a hacer protestación de fe y el templo permanecerá abierto para visitar a los titulares».

En los rostros de todos la tristeza por no poder salir pero por otro lado todos eran conscientes de que era la mejor decisión posible puesto que, de haber hecho estación de penitencia en la Seo, la cofradía se recogería tarde y ello podría suponer que sorprendiera la lluvia en pleno recorrido. Uno de los cargadores del Señor, Julián Delgado, sostenía en brazos un bebé junto al impresionante paso de misterio. «Bueno es una decisión acertada si no puede ser es que no hay otra no se puede hacer otra cosa. Yo llevo desde los diecisiete años cargando y esto ha pasado otras veces y asumimos que es así».

Los responsables de la hermandad pedían tranquilidad y daban ánimos a los más pequeños y también a las mujeres vestidas de mantilla que iban a acompañar a la bella imagen de Álvarez Duarte. El dolor sacudía Santo Domingo pero ahí estaban Ellos, Jesús de la Salud, la Esperanza Cigarreras. En Ellos está el consuelo cada día. Y en pensar que vendrá un nuevo Miércoles Santo para repartir Salud y Esperanza por Cádiz.

Un año más se hizo el milagro en la calle Isabel La Católica con la hermandad del Caminito. Ese milagro por el que la pequeña puerta de la capilla da luz a uno de los grupos escultóricos con mayor encanto de la Semana Santa de Cádiz. Obra atribuida a Diego Roldán, aunque oficialmente desconocida, la madre y el Señor yacente lucen más que nunca recordando esa brillante restauración de hace unos años por parte de Pilar Morillo. Ese paso en el que la Virgen da cobijo a su hijo muerto en la cruz, la Virgen de las Angustias.

Con adelanto y mucha presión, más de los quince minutos anunciados por el Consejo de Hermandades, el paso ya está en la calle y el cortejo preparado unos metros más adelante en la Plaza Argüelles donde tradicionalmente esperan sus hermanos penitentes. Un cortejo de capirotes negros que ya saben que puede haber lluvia y por eso, además de adelantar la salida, entienden que hay que llegar lo más pronto posible a la Catedral y luego regresar al barrio de San Carlos.

Es una hermandad que no tiene problemas en el hecho de discurrir rápido por las calles de Cádiz, de ahí que no sea un problema que hora y media ya esté la cruz de guía de Caminito en la calle Nueva.

Un año más procesiona la hermandad con el acompañamiento musical del Quinteto de Metal de Julián Cerdán de Sanlúcar de Barrameda. Todo un acierto pues dota de mayor sobriedad y elegancia al paso comandado por el célebre José Luis Pájaro en el martillo. El paso de la cofradía por la calle San Francisco es sencillamente delicioso con las saetas y los rezos que se escuchan en los balcones.

Cirios al cuadril y los hermanos de negro del Caminito son un cortejo que cumple a la perfección en la calle, envidia de muchas cofradías. Sobriedad, el contrapunto de un complicado Miércoles Santo que Angustias ha aliviado dando cariño y cobijo a todos los cofrades gaditanos.