Andrés Bragado - HERMANO DE SENTENCIA

La Semana Santa de Cádiz

Ser cofrade es vivir en comunidad para expresar nuestra Fe y sentirnos miembros de la Iglesia, el pueblo de Dios, miembros del Cuerpo de Cristo

ANDRÉS BRAGADO

Ser cofrade es vivir en comunidad para expresar nuestra Fe y sentirnos miembros de la Iglesia, el pueblo de Dios, miembros del Cuerpo de Cristo. En Cádiz o en Zamora, al igual que en el resto de lugares donde se celebra la Pasión Muerte y Resurrección de nuestro señor Jesucristo, la cultura y la tradición imprime a la celebración de cada lugar una seña de identidad diferenciadora pero con un nexo común a través de las celebraciones litúrgicas del misterio pascual de Cristo.

Ya llevo cerca de una década impregnándome de la Fe popular de las diferentes cofradías y hermandades que conforman Semana Santa de Cádiz, especialmente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y Nuestra Señora del Buen Fin (Vulgo de los Estudiantes). Cuando uno vive lejos de su lugar de origen busca adaptarse a la sociedad donde uno reside para desarrollar su actividad profesional y formar una familia. Para un cristiano que se ha forjado en un ambiente de cofradías de Semana Santa es fácil que al llegar a un nuevo destino, busque un grupo de confraternidad para tener un sentimiento de pertenencia por el cual expresar su Fe.

El inicio de la pasión de Jesús se revive, año tras año, en las calles gaditanas donde esta celebración se convierte en la semana grande y es el eje central de la identidad de muchos católicos en la ciudad de Cádiz. Para algunos este momento alimenta una fe lánguida y tiene la oportunidad de tener un encuentro gozoso con Dios Padre a través del misterio pascual de Cristo después de recorrer el tiempo de penitencia, de purificación y de conversión que es la Cuaresma. La Semana Santa hace que desde pequeños, al contemplar los pasos de misterio en nuestras calles, asistamos a una catequesis intuitiva que debe ser acompañada con una formación en la doctrina cristiana y en un acompañamiento espiritual para descubrir la identidad y misión de los cofrades como laicos comprometidos con la Iglesia para anunciar el Evangelio, dando además testimonio público del credo que profesamos.

Pero el trabajo, las prisas, los compromisos sociales y la evasión hacia formas fáciles de diversión nos hacen olvidar nuestras creencias, y nuestra Fe se ve mermada. Dejamos de ser los transmisores de la Fe que Jesús nos encargo, la misión que todo cristiano tiene que es la de anunciar el Evangelio con palabras y obras. Por ello un Cofrade tiene que ser miembro activo de la Iglesia. Como laicos tenemos que desempeñar también una misión evangelizadora para encontrar el sentido cofrade y buscar un camino de santidad.

Las Cofradías, no solo se dedican a organizar cultos y desfiles procesionales como expresión plástica y pública del acontecimiento de la Muerte y Resurrección del Señor, sino también tienen una vida asociativa muy intensa donde a través de la Caridad se realizan obras benéficas y asistenciales que suplen las carencias de los servicios sociales de las administraciones públicas. Todo ello a través de las obras de misericordia siguiendo el mandato de Jesús de «amaros los unos a los otros como yo os he amado».

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