Opinión

El Domingo de Ramos nos trae la luz

Estamos llamados a renacer, a volver al optimismo y enterrar tanto pesimismo

Ramón Sánchez Heredia, Hermano Mayor de Ecce-Homo

Por fin llega un Domingo de Ramos con esplendor. Han pasado dos Domingos de Ramos que han sido reflejo de una época de oscuridad. Nadie al inicio de2020 podía imaginarse lo que se avecinaba, todo se vino abajo, un virus demostró que no somos dioses sino seres humanos, por ello vulnerables. Todos nos necesitábamos, los individualismos y el materialismo nunca son suficiente. Confinados, nuestras casas se convirtieron en nuestras propias cárceles, solo la solidaridad y el amor rompían esas celdas improvisadas.

Hoy, Domingo de Ramos de 2022, estamos llamados a renacer, a volver al optimismo y enterrar tanto pesimismo. La Luz vence al final siempre a la oscuridad. Todos necesitamos la ilusión y la esperanza para hacer un mundo mejor, distinto y más humano. Jesús de Nazaret, nos mostró el camino. El problema es que no lo escuchamos. Él es la Luz que todo lo ilumina, que nos muestra que lo que parecía lo más importante no lo era, era simplemente un globo de aire que en cualquier momento podía explotar, como explotó. Al final, el ser humano queda solamente con los valores y principios de solidaridad y amor. La Espiritualidad a la que nos llama Jesús de Nazaret desde hace 2022 años.

Las Hermandades y cofradías de Cádiz han demostrado en todo este tiempo su capacidad de amar y de solidaridad aún en los tiempos que hemos pasado más duros. Quienes dicen que estas entidades de creyentes cristianos solamente funcionan para la Semana Santa, han quedado desmentidos por su caridad, en múltiples facetas, no solamente en las aportaciones materiales.

Ahora, en este Domingo de Ramos volvemos a renacer para estar en la calle sin miedo, como siempre, conocemos que el virus no ha acabado totalmente, siguen las secuelas. Daremos testimonio público, no solamente ante este virus, sino ante los nuevos caballos del terror que aparecen y puedan aparecer, como la guerra, la sequía, la inflación disparada, y otros que ni sabemos que existen, para afrontarlos. Los cofrades sabemos que tenemos las enseñanzas de Jesús, en los Evangelios, ese amor y esa solidaridad que doblega todos los males. Esas oscuridades son disueltas.

Los cofrades tenemos la obligación de dar Luz, recordando la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Por eso, estaremos en las calles, para recordar, como hace más de tres siglos por las calles de Cádiz, con la experiencia de haber superado tantas crisis de todo tipo, incluso peores que las que estamos pasando. Nosotros estamos en salida, como pide el Papa Francisco, porque nosotros no tenemos miedo en salir a decir que creemos en Jesús de Nazaret, no estamos encerrados en los templos, que creemos en la vida, en el amor sin límites y en la Resurrección.

Tenemos que dar testimonio, en esas calles añejas como hace varios siglos. Antes se realizaba porque no se enseñaba leer, ahora porque no tenemos tiempo, estamos encadenados a móviles, redees sociales y demás nuevas cadenas. Volvemos a ser importantes y necesarios para interrogar porque Jesús fue coherente hasta la muerte por nosotros.

Nuestras preferencias deben estar en estos días en los más jóvenes, empezando por esos que salen con sus palmas con ilusión y felicidad. Os aseguro, que esa felicidad infantil es lo mejor que les podemos compartir.

Una niña hace pocos días, al probarse una túnica, por primera vez, ver y ponerse un casco de romano y llevarse una vela pequeña para su casa, decía a su madre que era más feliz que el día de su cumpleaños. Un niño, miraba y escudriñaba ante sus abuelas los pasos preparados para su salida procesional, metiéndose debajo de ellos y descubriendo un mundo diferente, mostraba en su cara su ilusión y satisfacción. Dos niños que descubrían la felicidad de manera distinta a lo normal, hoy en día. No necesitaban aparatos electrónicos ni dinero.

Aunque solamente fuera por ellos dos, ya valen todos los esfuerzos de los cofrades. Pero no solamente son ellos, son todos los niños y niñas que han acudido a las Iglesias el pasado Viernes de Dolores, llevados por sus centros escolares, escuchado las explicaciones que se les ha dado con caritas interrogantes y curiosas. También por esos niños y niñas que por primera vez van a salir en los cortejos.

Mucho es el trabajo, pero es en lo que creemos y es la Luz de Jesús, que nunca se apagará. Prendámosla en los jóvenes, para construir un mundo nuevo, el Reino de Dios, que es posible si cada uno pone un ladrillo en esta construcción.

Un Reino donde la corona pone Paz, Solidaridad, Fraternidad y Amor. Cada cristiano tenemos la obligación de hacer esto efectivo, hacer este reino realidad empezando por nuestras vidas .

Hosanna Jesús de Nzaret que entra en Cádiz, que se muevan en su honor todas las palmas.

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